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Márquez, a por la remontada en casa

El bicampeón del mundo sufre en este 2015 por los problemas en su moto y por el avance de sus rivales: «Ya no queda margen»

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Suena su nombre por megafonía y los disparos de las cámaras se multiplican. No es el líder, ni siquiera está entre los tres primeros, pero acapara toda la atención. Como ya lo hiciera en 2013 y 2014, pero por razones diferentes. Ayer Marc Márquez sonreía con dos títulos del mundo consecutivos; hoy, Márquez tira de optimismo horas antes de afrontar el Gran Premio de Cataluña. Es el de casa para casi todos los pilotos españoles, pero un poco más para él, que movilizará a cientos de aficionados y paisanos de su ciudad natal, a 105 kilómetros. Cervera como bálsamo.

Y el equipo, la familia en la que apoyarse ahora que ha descubierto la cara menos amable de MotoGP.

Fútbol con los ojos vendados o recibir como regalo la moto campeona de 2014 para su museo. Todo el apoyo es necesario para recuperar la sonrisa. «Tengo mucha confianza y estoy motivado. En todos los cursos hay altibajos, pero esto es MotoGP. Nos queda poco margen», reconocía el piloto de Honda, tratando de poner buena cara a una distancia de 49 puntos con respecto a Valentino Rossi. Aunque más allá de la clasificación, lo que Márquez anhela es volver a sentirse a gusto con la moto, esa que le dio todo en 2013 y 2014, y con la que no se lleva demasiado bien en este 2015: «Dije que el problema no se iba a arreglar de una carrera a otra, que necesitábamos tiempo, pero estamos en el camino de encontrar la solución. Honda ha traído unas ‘cosas’ que puede que nos funcionen. No es algo de que con esto ya está todo perfecto, pero vamos en camino».

«Esperemos que no nos repercuta lo de Mugello –se fue al suelo–. ahora no puedo pensar en eso;el error ya está hecho. Y sí creo que podemos recuperar esos 49 puntos. Eran muchos antes y muchos ahora, es difícil, pero mientras las matemáticas no me digan lo contrario, claro que creo», advierte. Una diferencia sustancial, que solo fue un despiste en Qatar, cuando una mala salida en una curva lo llevó a la última posición y arañó la quinta plaza tras una remontada marca de la casa, oculto ese discreto estreno por la victoria en Austin. Solo fue un susto cuando en el duelo contra Rossi fue el maestro el que quedó en pie, recuperada la sonrisa a medias por el segundo puesto en Jerez. Amarga fue la cuarta plaza en Le Mans, después de una «pole» en el último suspiro, birlada a las leyes de lo posible. Y en enfado se convirtió el segundo cero del curso, con un pilotaje más allá del límite después de salir decimotercero en parrilla.

Es quinto, a casi cincuenta puntos de la cabeza, pero ni él ni el resto de pilotos ve insalvable, no cuando se trata de Márquez. «Si soluciona lo de la moto va a luchar por las victorias todos los domingos», acepta Rossi;«es una situación muy extraña que no creo que ni ellos sepan qué está pasando, pero si hace unos meses eran un binomio imparable, no creo que a Márquez sea ahora un mal piloto», explica Aleix Espargaró; «a Márquez no le pasa nada, son rachas. Volverá a estar arriba enseguida», afirma Maverick Viñales; «tenemos ventaja, y él no puede fallar mucho más, pero es un piloto espléndido y quedan doce carreras todavía», explica Lorenzo, precavido, pero con ese halo de felicidad después de sus tres victorias consecutivas. El balear planea en Cataluña el asalto al liderato, con su confianza por las nubes y su moto en el mejor momento. Con permiso de Rossi, feliz en lo más alto; las Ducati, siempre al acecho; y de Márquez, dispuesto a dejarse llevar por la afición hacia la victoria.

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