Mireia Belmonte al ver su nombre en la tercera posición
Mireia Belmonte al ver su nombre en la tercera posición - EFE
Natación

«A ver si esto abre la puerta y conseguimos más medallas que en Barcelona»

Mireia Belmonte aprovecha su primera ocasión y suma el bronce en un final «agónico»

Río de Janeiro Actualizado: Guardar
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Aparece con los pómulos cárdenos por el esfuerzo y la emoción en el pasillo donde le espera la prensa. Alegre. Liberada. Mireia Belmonte acaba de sacar bronce del primero de sus seis desafíos olímpicos. Ha abierto la lata de la delegación española. Y todo por un palmo, por una mano, la que le tomó la delantera a la británica Miley en la última brazada. Un mano de fe. De todo eso habla antes de que la reclamen para su primer podio en estos Juegos, el tercero tras las dos platas de Londres.

- ¿Ha logrado la medalla en la última brazada?

- Sí. Me he tirado al agua un poco rara, algo cansada. Pero al final he visto al alcance el bronce y lo he luchado hasta que no podía más.

No notaba más fuerzas en mi cuerpo. Y le he metido la mano a la inglesa justo en el último momento.

- Pese a que iba rezagada, no se ha rendido.

- En el primer 50 de crol he visto que iba retrasada, pero he decidido luchar y dar lo que tenía. Y mira, una medalla.

- La primera de España, como en Londres 2012.

- Sí, a ver si esto abre la puerta de las medallas y la delegación española se lleva muchas más que en los Juegos de Barcelona (22 medallas, el récord).

- ¿Contaba con este bronce?

- Es que no se pueden hacer cuentas.

- Parecen más a su alcance las dos pruebas en que fue plata en Londres, el 200 mariposa y el 800 libres.

- Nunca hay que hacer preferencias entre pruebas. Hay que lucharlas todas por igual.

- El bronce se complicó en los primeros cien metros. Salió lenta.

- También me ha pasado en la calificación de la mañana. No sé bien los tiempos, pero bueno, me he ido sintiendo mejor a medida que pasaba la carrera.

- A falta de cien metros iba casi a segundo y medio del bronce. ¿Cómo ha sido ese tramo?

- Agónico. En los últimos siete metros no he respirado y me he dicho: ‘Que sea lo que Dios quiera’. Y he metido la mano.

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