Simeone protesta una entrada de Cristiano a Gabi en la final de 2013, que fue un ejemplo en la grada
Simeone protesta una entrada de Cristiano a Gabi en la final de 2013, que fue un ejemplo en la grada - ABC
Copa del Rey

El Madrid se niega a ceder el Bernabéu como caja de resonancia del independentismo

El club blanco no prestará su estadio como sede de la final de Copa para soportar la falta de respeto al himno español y al Rey

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Los españoles nos evitaríamos la polémica anual de la sede de la final de Copa, aprovechada por los políticos independentistas para exigir el Bernabéu como sitio donde silbar el himno nacional y al Rey, si la Federación Española de Fútbol hiciera sus deberes y designara el lugar en la Asamblea de cada mes de julio. Pero Villar nunca se ha adelantado a las situaciones y la clasificación del Barcelona para la final ha producido la explosión de reivindicaciones del estadio del Real Madrid como «el aforo ideal» para satisfacer la demandas de las dos aficiones. El club blanco ha sido tajante: no prestará su campo para que se falte al respeto a nuestro propio país, al himno nacional y al Rey, con pitidos constantes como los que se vivieron en la finales de 2015 y 2012, disputadas por el Barcelona y el Athletic.

El Real Madrid, de acuerdo con el Atlético, puso el Bernabéu como sede de la final 2013 porque sabía que el comportamiento de ambas aficiones sería ejemplar; así sucedió

La postura de la entidad madridista es rotunda: el Bernabéu no será la caja de resonancia del independentismo. El coliseo blanco sí cedió sus instalaciones en 2013, cuando Atlético y Real Madrid fueron los finalistas, por una razón evidente: sería una fiesta con respeto al himno español y al Rey. Las dos aficiones, rivales eternas, se hermanaron para tararear de manera atronadora el himno sin letra. Ganó el Atlético en una noche ejemplar.

Un estadio destrozado

Ahora, desde los futbolistas azulgranas a los políticos catalanes se repite este eufemismo: «Queremos el estadio de mayor aforo». Quieren decir el Bernabéu. Y el Real Madrid responde sin eufemismos: «No».

Hay más argumentos importantes para esta negativa. El segundo en relevancia son los recuerdos de la última final que el Barcelona jugó en el coliseo blanco, en 1997. En aquel partido, ganado por el Barcelona 3-2 en la prórroga, los radicales azulgranas, con los Boixos al mando, destrozaron los baños de «su» medio estadio, rompieron cañerías que dejaron el agua saliendo durante horas, quemaron asientos y realizaron fogatas.

El Madrid sufrió en los años 80 y 90 destrozos enormes de sus instalaciones en las tres finales de Copa disputadas por el Barcelona en el Bernabéu

El Real Madrid estaba harto de estas salvajadas que sufría periódicamente en las visitas ligueras y coperas del Barça. Manuel Fernández Trigo, gerente y director general del club desde 1978 hasta 1999, tenía que abonar el arreglo de esos enormes desperfectos al instante, para dejar el aforo perfecto, y no cobraba de la Federación hasta varios años después.

En más una ocasión se encontró en la tesitura de recibir la petición federativa de su campo como sede de la final de Copa cuando aún no había cobrado el dinero invertido por los destrozos del anterior «tifón». Un tifón que se repitió también en las finales de 1987, ganada por el Barcelona a la Real Sociedad (1-0), y de 1984, cuando el Athletic superó al Barcelona por el mismo marcador, con tangana en el césped y Maradona de epicentro.

El Barcelona, pionero del «no»

Hay un tercer razonamiento para que el Real Madrid niegue la cesión del coliseo blanco a una final del Barcelona: fue el club azulgrana el que abrió esta tendencia al negarse a prestar el Camp Nou como sede de la final 2004, disputada por el conjunto blanco y el Zaragoza. No podía soportar que Zidane, Ronaldo y el «traidor» Figo pudieran levantar la Copa en su campo. Y el encuentro se celebró en Montjuic. La simpleza del contexto es que el equipo maño ganó por 3-2.

De aquellos barros surgieron estos lodos, manchados en la última década por las bochornosas imágenes, transmitidas a todo el mundo, de las aficiones del Barcelona y el Athletic silbando el himno de España mientras quieren disputar la final de la Copa de España. El esperpento se produjo en Mestalla, en 2012, y en el Camp Nou el año pasado. Pero el Real Madrid nunca permitirá que se produzca en su casa. Ahora, el Calderón y Mestalla son las opciones a estudiar.

El fútbol español daría una imagen más seria si tuviera decidido el estadio de la final de Copa un año antes y no permitiera que el esperpento de declaraciones interesadas y polémicas trascendiera a nivel internacional por la politización de la elección. Jorge Pérez, aspirante a presidir de la Federación, aboga por esta idea: elegir la sede en la Asamblea del fútbol español de julio. El resto de grandes ligas y otras no tan grandes poseen sede fija. Inglaterra, inventora del fútbol y de la competición, tiene Wembley como aforo indiscutible. Francia designa el Stade de France. Alemania ha institucionalizado el Olímpico de Berlín. Italia, el Olímpico de Berlín. En Holanda, el sitio es el estadio «De Kuip» de Rotterdam.

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