Juan Carlos Unzué adelanta por la derecha

Una de las grandezas del fútbol es la irracionalidad que le rodea y la futilidad en las sensaciones que embargan a los aficionados, capaces de encumbrar y desterrar a un protagonista con pocas horas de diferencia. Y viceversa. Mucha tinta se ha derramado sobre la escasa memoria que se tiene en el deporte rey. Y el ejemplo más claro y constatable es la destitución de Claudio Rainieri pocos meses después de haber logrado para el Leicester el primer título de Liga de su historia.

Por este motivo, es más que comprensible el batiburrillo de sensaciones que se vivirá en el Barcelona hasta que se decida de forma definitiva quién será el sucesor de Luis Enrique. Abucheado tras el 4-0 que le endosó el PSG, fue encumbrado tras la histórica remontada ante los franceses tres semanas después.

Si su filosofía y proyecto parecían caducos en París, ahora parecen haber recobrado su vigencia. Y, evidentemente, quién mejor para proseguir con su legado que su mano derecha, Juan Carlos Unzué.

El pamplonés, que parecía descartado hace un mes, ha entrado en todas las quinielas gracias a un gol de Sergi Roberto en la prolongación, un centrocampista al que no han dejado jugar en la posición que más le gusta y que se he hecho fuerte como lateral. Curioso.

Lo que le ha sucedido a Unzué es justo lo contrario que a Jorge Sampaoli, que la montaña rusa de su profesión le ha descabalgado, ha perdido enteros y ya goza de escasas opciones para sentarse en el banquillo culé la próxima temporada. Su debacle europea, quedando eliminado en octavos ante el Leicester, su escaso conocimiento del club azulgrana y la cláusula de rescisión que figura en su contrato con el Sevilla, han pesado más que su éxito al frente de la selección chilena en la Copa América o su buena sintonía con Messi, Neymar y Mascherano.

El Athletic espera a Valverde

Mientras tanto, Ernesto Valverde mantiene intactas sus opciones. Goza del favoritismo de la afición azulgrana y el club está pendiente de que en estos próximos diez días dé a conocer sus intenciones y responda al Athletic sobre la propuesta de renovación que le han hecho. Por todos estos motivos, ahora mismo los candidatos al banquillo del Camp Nou son dos: Unzué y Valverde. En estos momentos, el club azulgrana está sondeando el entorno para ver qué aceptación tendría el nombramiento del exportero como entrenador la próxima temporada.

Unzué tiene varios ases en su mano. Uno de ellos es su amplia experiencia en el club desde que llegara como cancerbero a finales de los años 80, en los que fue suplente de Zubizarreta con Cruyff como entrenador. Y posteriormente fue el preparador de porteros a las órdenes de Frank Rijkaard y de Pep Guardiola. El segundo as es el aval de Luis Enrique, que ve con buenos ojos la filosofía continuista del club  (« es imposible que me enfade con Unzué si se queda, hace años que somos amigos»). El trío de ases lo completa la directiva, que lo valora positivamente pero que quiere contar con el visto bueno de la mayoría de la masa social.

Unzué, enigmático

Por este motivo los próximos días serán decisivos. Unzué es el que diseña las jugadas de estrategia de la plantilla y el aparato del club ya se ha puesto en marcha para dejar patente la buena sintonía del técnico con sus cracks. Últimamente han trascendido muchas fotos en las que se le ve con una actitud claramente de complicidad con Messi o Neymar, lo que se interpretaría como el visto bueno de los pesos pesados a su continuidad. De hecho, Leo Messi ya ha manifestado que vería con buenos ojos que Unzué siguiera. La directiva le sondeó y el argentino reconoció que sabe de fútbol, que mantiene una buena relación con la plantilla y que los jugadores sentirían su marcha.

El propio Unzué dejó caer ayer su candidatura al banquillo del Barcelona con una enigmática frase mientras seguía la primera etapa de la Volta ciclista a Cataluña en el coche del equipo que dirige su hermano Eusebio. «Espero no tener tiempo para la bicicleta el año que viene. El momento para descansar y desactivarte ya llegará», aseguró en Rac-1, dejando abierta la posibilidad de seguir en los banquillos.