Nolito, en el partido ante el Real Madrid
Nolito, en el partido ante el Real Madrid - EFE
Fútbol

Futbolistas que brillan lejos de casa

Es común que canteranos como Nolito estallen tras dejar grandes clubes, que luego se vuelven locos por repescarlos

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Como Nolito, convertido en una de las sensaciones de la Liga y autor de un gol ante el Madrid que este domingo se repetía en las televisiones de todo el mundo, muchos futbolistas se ven obligados a buscar equipo a cientos de kilómetros de su casa, miles en el caso de los que deciden cruzar los Pirineos para triunfar fuera de España. Ojeadores y directores deportivos que ponen la cruz en sus informes, la oportunidad que ven los clubes para hacer caja o simplemente el «overbooking» de las plantillas fuerzan la marcha de canteranos con un futuro prometedor. Una salida que se convierte en éxodo en macrofábricas de jugadores como La Masía (Barcelona ) o Valdebebas (Real Madrid). Como para muchos otros, conseguir taquilla en el primer vestuario del Barça terminaba por convertirse en un sueño roto para el delantero gaditano que ahora brilla en Balaídos y respira felicidad en Vigo, donde se convertía en internacional.

El extremo, nacido en Sanlúcar de Barrameda y formado en la cantera azulgrana, debutaba con el Barcelona en la Liga 2010-11, pero el fútbol de élite, paradójicamente, le abría las puertas después de abandonar el club que ahora tantea su vuelta. Benfica y Granada fueron solo escalas antes de explotar en el Celta, con el que tiene contrato hasta 2019 y una cláusula de rescisión de 30 millones.

La Premier no quita ojo

Un precio prohibitivo que no asusta al Chelsea y al Arsenal, dos de los múltiples pretendientes del internacional español. Al igual que Nolito, otros jugadores convertidos ahora en primeros espadas triunfaron después de cargar con las maletas. En casos como los de Cesc Fábregas, Gerard Piqué o Dani Carvajal, la despedida supuso solo el primer paso para el regreso.

En el filial del Barcelona, en el que despuntaba a las órdenes de Luis Enrique, Nolito coincidía con el mejor jugador de la última edición de la liga austriaca. Jonathan Soriano se proclamaba Pichichi de Segunda división en la temporada 2011-12, pero las puertas del primer equipo azulgrana se le cerraron. Tuvo que reivindicarse con sus goles fuera de España. El catalán no ha dejado de crecer desde su fichaje por el Salzburgo, con el que ya ha conquistado tres ligas y tres copas. El sábado volvía a marcar y rompía una nueva barrera en ese país: cien tantos en 113 partidos. Ya en la treintena, su nombre suena fuerte cada verano en el mercado de fichajes, aunque continúa luciendo el brazalete de capitán del club austriaco.

Lezama (Athletic), Paterna (Valencia), el Cerro del Espino (Atlético), Sant Adriá (Español) son otras de las canteras más productivas de España. Los ojeadores, especialmente de la Premier inglesa, cruzan a menudo sus puertas para tratar de descubrir alguna perla en categorías inferiores. Así encontraron a Héctor Bellerín, un lateral criado en La Masía que, a sus 20 años, ejerce como dueño de la banda derecha del Arsenal.

Los cazatalentos del Arsenal, que siguen desde hace años esa política, clavaron antes sus ojos en un joven imberbe que, en 2003, despuntaba en el juvenil del Barcelona. Allí, cada fin de semana, mostraba su talento un centrocampista que ahora luce la estrella de campeón del Mundo y de Europa con España: Cesc Fábregas. Arsene Wenger pulía aquel diamante al que terminaba colgando el cartel de indiscutible y concediendo el brazalete de capitán.

Una explosión con la que se ganaba un billete de vuelta al Camp Nou. En 2011, el Barça tiraba la casa por la ventana para fichar a un jugador que ya era admirado y reconocido mundialmente. Una contratación que le costaba 40 millones de euros y que convertía el regreso de Cesc en el más caro de un canterano azulgrana. Una historia similar, aunque con un precio de compra mucho más barato (5 millones de euros), que la vivida por Gerard Piqué tras labrarse en Manchester un nombre en el fútbol mundial.

Cláusulas de recompra

Para evitar situaciones rocambolescas como la de Cesc, ahora en el Chelsea, el Barcelona y el resto de los clubes incluyen cláusulas de recompra cada vez que venden a alguno de sus canteranos con mayor proyección. Salvaguardia que facilitó al Real Madrid la operación para recuperar a Dani Carvajal.

Traspasado en 2012 al Leverkusen por seis millones, el defensa de Leganés volvía a casa un año más tarde y después de ser reconocido como el mejor lateral de la Bundesliga. Disfrutaba en Alemania de la oportunidad que se le negaba en la primera plantilla blanca y reaparecía en el Santiago Bernabéu con el cuentakilómetros repleto de números. Una operación redonda para el club blanco. Pagaba solo medio millón de euros más de los que recibió por la venta de un futbolista ahora fijo en las convocatorias de Del Bosque.

Otros se fueron para no volver, como Juan Mata, internacional criado en el Real Madrid. Un jugador que no ha dejado de crecer desde dejar su «casa» en 2007. Primero en Valencia, luego en Londres y ahora en Manchester.

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