Una tuerca arruinó a Sainz

Estaba navegando Carlos Sainz a bordo de un sueño. Sin Fernando Alonso, foco de todas las atenciones, el madrileño disfrutaba su momento. Todo el peso de la púrpura sobre él y su Toro Rosso, filial del antiguo Red Bull dominante. Había conseguido una meritoria octava posición en la parrilla, que finalmente se convirtió en séptima por la retirada de Bottas. Sainz acabó noveno de once clasificados.

Salió muy bien el madrileño, aunque rozó su Toro Rosso con el Ferrari de Kimi Raikkonen. No hubo daños y el madrileño peleó durante muchos giros con el Red Bull de Ricciardo, el Sauber de Nasr y el Ferrari de Raikkonen. Corría para puntuar en su debut en la F1.

Entró a cambiar neumáticios en la vuelta 25 y ahí se acabó todo.

Al parar en el garaje, una tuerca se resistió a la pistola que montaba el mecánico en la rueda trasera izquierda de su vehículo. Una y mil veces lo intentó el empleado de Toro Rosso sin éxito. Hasta que cambió la pistola y la tuerca cedió.

Sainz regresó último a la pista y le tocó remontar. Completó un fin de semana potente, ya que recuperó posiciones y al menos terminó en los puntos, noveno de once coches clasificados.

«Hay que estar contento -decía el madrileño-. Me vi quinto durante muchos momentos, pero no podía aguantar la posición en la recta. He sacado el máximo que se podía. Un día fallaré yo, igual que pueden fallar otros».