Entradas a un euro para mujeres: ¿Machismo, detalle u oportunidad?

Asunto delicado, tendente a la mala interpretación. Una palabra erróneamente colocada, una reflexión que abandona tímidamente el sendero de lo políticamente correcto y… ¡disparen a discreción! La sensibilidad está a flor de piel y no es para menos. Esta sociedad es profundamente machista, menos que ayer pero más de lo debido.

El Cádiz CF se ha visto envuelto en una polémica fácil de prever. Con motivo del Día Internacional contra la Violencia de Género, el club ha promocionado 1.500 entradas al precio simbólico de 1 euro sólo para mujeres. Ya rechina. La discriminación, aunque sea positiva (y yo creo firmemente en la discriminación positiva), levanta ampollas, y es indudable que con esta acción se discrimina (“Dar trato desigual a una persona o colectividad por motivos de sexo”, etc).

Uno piensa inevitablemente en como se utiliza la figura femenina como carnaza en discotecas, medios de comunicación y numerosos acontecimientos, de manera obscena, con o sin consentimiento. No me importa.

Pero hay que ‘discriminar’. Es decir, “seleccionar excluyendo”, como también recoge la RAE. No es lo mismo. En ocasiones existe más machismo en quien lo denuncia al ver mala intenciones donde no hay. Nadie se molestaría si en el Día del Niño el Cádiz CF regalara entradas en distintos colegios, o tuviera un gesto con pensionistas, e incluso con desempleados el 1 de mayo, como ya ha tenido en otros momentos. Es más un detalle que un acto machista, porque no tiene un fondo negativo, una mala intención.

Puede que haya un interés pero respetable. El fútbol encuentra un interesante nicho de mercado en el sector femenino y los negocios están obligados a explorar nuevas vías. Que no engañen. Este deporte, como casi todos, es profundamente machista y sigue copado por los machitos. “El fútbol es un deporte de hombres”, gran tópico utilizado a diario en la barra del bar acompañado por un rascamiento de salva sea la parte, confirmando la teoría darwiniana. En las tertulias radiofónicas apenas se escucha una voz disonante; en los periódicos rara vez se contempla una firma distinta; y en la televisión se utiliza en la mayoría de ocasiones por la imagen y no su conocimiento. Para leer mientras los chicos opinan. Eso sí que es denigrante, y no que tengan que pagar un euro en un día especial.