Ginés Marín ya es figura del toreo

En el Palacio Vistalegre, con novillos manejables de Daniel Ruiz, Ginés Marín sólo corta una oreja pero deja una gran impresión. Álvaro Lorenzo pierde trofeos por la espada.

Álvaro luce un estilo castellano, poderoso. En el primero, da preciosos ayudados rodilla en tierra y sufre una voltereta. Domina al cuarto, lo mete en la muleta pero vuelve a pinchar (dos avisos, saludos; aviso, saludos).

Varea, más irregular, tiene personalidad y empaque pero mata muy mal (en el tercero, aviso, silencio; en el sexto, aviso, saludos).

Ginés Marín posee cualidades extraordinarias: gran facilidad unida a la estética. Además, improvisa, liga, tiene amplio repertorio. Único reparo: prolongar las faenas. En el segundo, falla con el descabello después de una gran labor.

En el quinto, no le dan la segunda oreja por verlo demasiado sobrado (aviso, saludos; aviso, oreja y petición de la segunda). No es que vaya a ser figura del toreo: ya lo es.

Postdata. Una vez más, saltan al ruedo unos antitaurinos y la policía no aparece: incomprensible.