Nacho Sánchez y Daniel Grao, en «La piedra oscura»
Nacho Sánchez y Daniel Grao, en «La piedra oscura» - MarcosGPunto

«La piedra oscura», de Alberto Conejero, vuelve a escena

La obra recupera la figura de Rafael Rodríguez Rapún, el último amor de García Lorca

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Con cinco premios Max en la mochila y, lo que es más importante, un millón de espectadores en el bolsillo, vuelve a Madrid uno de los mejores espectáculos teatrales presentados en los últimos años en España: «La piedra oscura», con texto de Alberto Conejero, dirección de Pablo Messiez e interpretación de Daniel Grao y Nacho Sánchez.

En «La piedra oscura», Alberto Conejero recupera la memoria de Rafael Rodríguez Rapún, un estudiante de Ingeniería de Minas que fue, además del secretario de la compañía teatral La Barraca, el último amor de Federico García Lorca y su compañero durante sus últimos tres años de vida. Estrenada en enero del pasado año, «La piedra oscura» agotó las localidades de la Sala de la Princesa del teatro María Guerrero, y también ocurrió cuando se repuso hace ahora un año.

Rafael Rodríguez Rapún murió en el frente de Santander el 18 de agosto de 1937, justamente un año después del asesinato de García Lorca. Alberto Conejero sitúa la acción de su obra en una habitación de un hospital militar cerca de Santander. Allí espera Rodríguez Rapún su fusilamiento, bajo la custodia de un joven soldado llamado Sebastián. De la conversación entre los dos ambos saldrán modificados. «El tema que late en el texto es -dice Pablo Messiez- cómo reconciliar nuestras diferencias, cómo hacemos para estar juntos, cómo convivir con el que tiene ideas distintas y cómo pensar en el bien común. Es muy pertinente ver “La piedra oscura” en nuestros días».

Guerra Civil

La Guerra Civil da carne a los personajes y marco a la historia, que es de algún modo, dice Pablo Messiez, «una historia de amor; el amor nos enseña mucho, y algo de él se mueve en los personajes de este texto». Alberto Conejero ya lo dijo con motivo del estreno: «Esta obra habla del encuentro. Transcurre durante la Guerra Civil, y claro que está presente, pero no es una obra “sobre” la Guerra Civil. Trata del encuentro con el otro, de la comunión con otra persona, y de qué somos en cuanto somos en los otros».

Más de un año y medio después de su estreno, la obra sigue removiendo no solo a los espectadores, sino a los intérpretes. Daniel Grao asegura que esta es la obra que le ha exigido una «mayor desnudez emocional». Es una obra, continúa, «en la que subirse al escenario da vértigo, pero al mismo tiempo es una experiencia tan placentera que estoy deseando que llegue la hora de la función. Cada vez que la hago reafirmo por qué decidí ser actor. Es un texto que baja muchas barreras, además de estar muy bien escrita. Nos sigue sucediendo el mismo viaje emocional y catártico que el primer día». Su compañero de reparto, Nacho Sánchez, llegó a «La piedra oscura» tras ser elegido entre una veintena de jóvenes actores. «Ha sido un regalo para mí; es una función que nos ha modificado como actores y como personas».

Dice Pablo Messiez que la obra «es teatro puro porque también es poesía». «El teatro -asegura- siempre es poesía porque cuida la palabra, la busca; uno espera del dramaturgo que trate la palabra como un poeta. Y Alberto lo hace. Concluye la obra con una frase que dice Rafael: “No voy a desaparecer del todo”. Es una frase sencilla para decir algo complejo. Es poesía».

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