Los miembros del jurado: Inocencio Arias, Catalina Luca de Tena e Ignacio Camacho, de pie; Carmen Posadas y Antonio Pulido, sentados
Los miembros del jurado: Inocencio Arias, Catalina Luca de Tena e Ignacio Camacho, de pie; Carmen Posadas y Antonio Pulido, sentados - ERNESTO AGUDO

Ricardo Aneiros gana el premio José María Pemán de narrativa escolar

José Andrés Rubio y Elena Sánchez Párraga se hicieron con el segundo y tercer puesto del galardón, respectivamente

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«Realmente, quitar materia –palabras, mármol, melismas– es el modo de hacer literatura, escultura o música. Todo arte es lo que queda después de una eliminación y desahucio». Lo escribió José María Pemán en la Tercera de ABC del 29 de septiembre de 1967, un artículo que ha superado la caducidad del periodismo y que perdura en el tiempo gracias al premio de narrativa escolar que lleva su nombre, que galardona a tres narraciones con menos de «Quinientas palabras» (así se titulaba aquel artículo) elaboradas por alumnos de Bachillerato del curso escolar 2016/2017.

En esta segunda edición del premio, el jurado, reunido en la Casa de ABC, estuvo constituido por Catalina Luca de Tena, presidenta-editora de ABC, la escritora Carmen Posadas, el diplomático y escritor Inocencio Arias, el columnista de ABC Ignacio Camacho, y el economista Antonio Pulido. Según constató el acta, el primer premio, que consiste en 600 euros y un lote de libros, recayó en Ricardo Aneiros Suanzes, del colegio Las Tablas-Valverde de Madrid, por su trabajo «Brevedad». El segundo puesto, dotado con 300 euros y otro lote de libros, fue para José Andrés Rubio, del colegio Buen Pastor de Sevilla, por su texto «El fin de Ío». En tercer lugar, el jurado distinguió a Elena Sánchez Párraga, del colegio La Salle de Córdoba, por su obra «La vida en 500 palabras», por la que recibirá 200 euros y un lote de libros.

Los tres textos respondían al tema tratado por el intelectual español en el artículo: la economía expresiva, el valor de la concisión como fuente de claridad y belleza. Y es que ya lo dijo Baltasar Gracián, allá por el siglo XVII: «Lo bueno, si breve, dos veces bueno».

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