Cristina Rodrigo en una pausa de su trabajo
Cristina Rodrigo en una pausa de su trabajo - Javier Liébana
ARTE

Cristina Rodrigo: «Invito a los espectadores a un viaje interior para reencontrarse con su propia esencia»

La pintora Cristina Rodrigo presenta en la Galería Antonio de Suñer de Madrid la sugerente exposición «Sedimentos»

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Tras una sólida formación en España y en el extranjero, Cristina Rodrigo (Madrid, 1979) tiene ya en su haber una fértil trayectoria plasmada en diversas exposiciones colectivas e individuales. Mientras tiene en perspectiva varios proyectos tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, ahora puede verse la muestra «Sedimentos» -hasta el 29 de noviembre- en la madrileña Galería Antonio de Suñer, una excelente ocasión para acercarse a una pintora que ha logrado desarrollar una personalidad propia. Su propuesta va más allá de las etiquetas y busca que el espectador dialogue con una obra en la cual, subraya la artista, «las huellas del tiempo se transforman en un gesto pictórico, en un aullido de color», y en la que, combinando distintos formatos, Cristina Rodrigo introduce juegos de escalas.

Aunque usted siempre ha querido desplegar su propia personalidad, ¿su pintura está cercana a algún movimiento en especial?

Me interesa el neoexpresionism, al igual que me impresiona y me llena la «Madonna con niño» y «Johannes el joven« del renacentista Jacopo Carrucci, Pontormo, (1492-1557); la escultura de Tony Craigg, los «Faux Rocks» de Katharina Grosse o las propuesta de Ai Weiwei, como por ejemplo «Sunflower Seeds». Los movimientos, tendencias, estilos... son asunto de historiadores del arte para poder clasificar los planteamientos artísticos. Por lo tanto son ellos los que pensarán como catalogarme. Ojalá estuviera catalogada. De esta forma, cuando se revise esta época significaría que han considerado mi trabajo.

¿Su obra ha pasado por diferentes fases?

El desarrollo es intrínseco al ser humano. Mi pintura ha evolucionado tanto temática como técnicamente. Los paisajes se fueron desdibujando poco a poco, y las manchas cromáticas fueron adoptando sus propias formas. La superposición de papeles de seda pegados sobre el lienzo, los empastes y los raspados han dado paso a veladuras y superposición de capas cromáticas. Sin embargo, el color, la luz o el juego de texturas constituyen un denominador común.

¿Qué sentimiento sobre todo desea transmitir a través de sus lienzos?

Los cuadros recogen estados de ánimo que me invaden y que surgen en forma de colores y sombras. Reflejan mi interior. Sin embargo, mi objetivo no es otro que el propio espectador deje aflorar sus emociones, sus sensaciones frente a la pintura. Pretendo que mis cuadros sean una invitación a los espectadores hacia un viaje interior para reencontrarse con su propia esencia.

¿A los visitantes de su exposición les diría que se fijaran con más atención en alguno de los cuadros?

Nunca les diría que se fijen, sino que contemplen y mantengan abiertos sus sentidos. Les sugeriría que se tomen el tiempo de mirar las obras y así permitirse descubrir la pintura poco a poco. Verlo no solo en su superficie pictórica sino también dejar que la interioridad de la obra se abra y se revele al espectador. De esta manera se inicia la posibilidad de crear un momento de convivencia.

¿Cuáles cree que son las principales dificultades a las que se enfrentan hoy los artistas? ¿Es complicado exponer, que la obra llegue al público?

Indudablemente, hay problemas. Yo me considero afortunada, pues los visitantes que han pasado por mi exposición han sido muchos y las críticas muy positivas. Todo este reconocimiento es muy gratificante y valioso. Las galerías hacen una importantísima labor. Propician que los artistas jóvenes muestren arte contemporáneo.

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