Guillermo López, Álvaro Llorca y Emilio Sánchez Mediavilla, editores de Libros del K.O.
Guillermo López, Álvaro Llorca y Emilio Sánchez Mediavilla, editores de Libros del K.O. - PALOMA CABEZAS

Ajuste de letrasEl mercado de la no ficción

Libros del K.O., Dioptrías, Debate. Las nuevas editoriales y las de toda la vida se especializan en la crónica y el reportaje

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En los seis títulos publicados en su primer año, la editorial Dioptrías aborda la relación entre la realidad y la ficción con autores como John D’Agata o John McPhee, uno de los pioneros de la crónica como género. Para su segundo año trabaja en otros seis libros, centrados en la dualidad juventud-vejez. Miguel Ángel Serna, su editor, defiende que en la no ficción literaria «se está cociendo buena parte de la vanguardia literaria de los últimos cincuenta años». Que Dioptrías llegue a su tercer año depende de que convenza a los lectores de ello. Depende del mercado.

Quedo con L. y uno de los editores de Libros del K.O. para que nos dé un ejemplar de su último título, un tocho de más de 500 páginas.

Ya podrías pensar en los reseñistas y hacer libros más cortos, le dice L. al editor. Su angustia la describe George Orwell en el artículo «Confesiones de un crítico literario», incluido en sus «Ensayos» (Debate, 2015). Orwell explica la impresión que provoca abrir un paquete con los cinco libros que debe leer a un día de enviar las 800 palabras que le han pedido. Y escribe: «Y pese a todo, curiosamente, su artículo llegará a la redacción a tiempo. De algún modo, siempre llega a tiempo».

Libros del K.O. va por su quinto año de vida publicando reportajes sobre la crisis griega, el crimen en Honduras o el Tour de Francia. Casi 50 libros –ninguna novela– y siguen en pie. A la periodista Bárbara Ayuso le dicen sus editores en «Jot Down» que quieren «reventarlo», que se ven capaces de conquistar al lector que ni sabe que una crónica puede ser tan interesante como la ficción: «Un buen libro de periodismo narrativo está pensado para cualquier lector, aunque sea lector de novela o cuentos».

Miguel Aguilar, editor de Debate, entrevistado por Anna María Iglesia en «El Asombrario», duda de que haya ahora más interés que nunca por los reportajes largos: «Nosotros lanzamos una colección en 2008 para dar cabida a cronistas y al periodismo narrativo, y tuvimos que cerrarla». Debate sigue publicando esos libros, pero no los etiqueta como «periodismo o crónica» porque más que aportar algo, detrae. Según Aguilar, en el mundo de la no ficción –entre los periodistas– hay una burbuja que «no necesariamente se hace extensible a los lectores».

En las librerías españolas, los libros de reportajes están escondidos en las secciones de historia o ensayos. Ni las que reservan un rincón a la no ficción, como La Central de Callao, en Madrid, saben colocar en su sitio a autores como David Remnick o David Finkel, firmas punteras en Estados Unidos. En las librerías de Nueva York o Washington, la «non-fiction» ocupa casi tanto espacio como las novelas. Por eso no es raro que Robert Caro, una referencia en EE.UU., sea aquí un completo desconocido.

Caro es el biógrafo de Lyndon Johnson: ha escrito cuatro libros sobre el expresidente estadounidense. El quinto y último está en camino. En 2011 dijo que lo terminaría en dos o tres años. Para el primer volumen de la serie, concebida al principio como una trilogía, necesitó siete años. Entre el segundo y el tercero pasaron doce años.

En el número de primavera de «The Paris Review» lo entrevistan. «Cuantos más datos tengas, más te vas a acercar a cómo ocurrieron los hechos. La base de una biografía tienen que ser los hechos», dice. Para conocer el día a día de Johnson se fue a vivir a un rancho de Texas, lugar donde nació el sucesor de Kennedy, y desde allí se marchó a Washington. Solo así entendió lo que sentía un hombre humilde como Johnson cuando veía entrar el sol por las cristaleras del Capitolio. «He empleado buena parte de las últimas décadas a intentar ‘ver’ a Johnson. Es el producto de cientos y cientos de entrevistas».

Las entrevistas de Robert S. Boynton en «El nuevo Nuevo Periodismo» son casi tan buenas como las de «The Paris Review». Como indica el subtítulo del libro publicado en 2005 y traducido ahora por la Universidad de Barcelona, el periodista conversa con los mejores escritores estadounidenses de no ficción. En la charla con Michael Lewis, el autor de «La gran apuesta» (Debate, 2013), la crónica de 336 páginas que inspira la exitosa película, dice: «Tengo que estar apasionadamente enganchado a un tema para escribir un libro, mientras que puedo escribir un artículo de revista sobre un asunto que no me afecta particularmente. Pero la agonía que supone escribir un libro es mucho mayor que cualquier cosa que haya experimentado escribiendo un artículo».

El autor que más ha influido en la escritura de Lewis es Orwell por su manera de disfrazar la complejidad de simplicidad: «Es muy claro y directo, con la salvedad de que no hay nada realmente simple en su escritura». Y dice que la no ficción es un género tan propio de EE.UU. porque cualquier cosa que ocurra allí interesa en todo el mundo: «Las historias que contamos sobre la vida en EE.UU. tienen un atractivo universal que no tienen las historias en otro lugar. Hay un mercado para ello. Esto puede parecer superficial, pero es cierto».

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