La artista cubana Lisandra Ramírez, de 29 años, posa junto su obra en el Centro Cultural de España en Miami
La artista cubana Lisandra Ramírez, de 29 años, posa junto su obra en el Centro Cultural de España en Miami

Los jóvenes artistas cubanos se desmarcan de la politización castrista

Una docena de nuevos creadores de la isla que rompen con los corsés ideológicos de sus predecesores muestran su obra en el Centro Cultural de España en Miami

MIAMI Actualizado: Guardar
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Osmeivy Ortega estudiaba por las mañanas para abogado, la profesión con la que sus padres esperaban que se labrara un buen futuro, y por las tardes Artes, su gran pasión. Pero las penurias en la Cuba castrista hicieron que las aulas de Derecho se quedaran sin luz, lo que obligó a cambiar el horario de las clases a la tarde. Así que Osmeivy tuvo que elegir y, decepcionando en un principio a sus progenitores, optó por su vocación artística.

Aquel estudiante es hoy un joven de 35 años que se abre camino en el panorama internacional a través de sus grabados y litografías y que forma parte de una nueva hornada de creadores que está rompiendo con la tradición de sus predecesores de los 80 y los 90, entre quienes la impronta política era la marca de la casa.

Son la generación del deshielo entre Estados Unidos y Cuba.

Una serie de obras de Osmeivy Ortega y de otros once jóvenes artistas de la isla se exponen estos días en el Centro Cultural de España en Miami, en una muestra titulada "(Art)xiomas", de la mano de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y en colaboración con la embajada en La Habana. Se inauguró el pasado día 12 en un acto en el que, como refrigerios, se servían mojitos y Coca-Cola, todo un símbolo de hermandad entre culturas.

Se trata de la primera de las actividades del proyecto «Cubaahora. The next generation», que a lo largo de tres meses llevará hasta la capital del sur de la Florida una visión panorámica de las nuevas tendencias artísticas en la cercana isla. Aunque se viene trabajando en el proyecto desde hace más de dos años, el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba le da un significado añadido. «Me siento un pionero», confiesa Omeivy, que recuerda cómo en 2004 había sido invitado a realizar una litografía en Albuquerque (Nuevo México), pero la administración de George Bush no le concedió la visa. «Ahora me han dado una por cinco años», señala con satisfacción ante el cambio de relaciones entre los dos países. A su juicio, se necesitan «muchos mas puentes que muros, y gracias a Dios Miami está lleno de puentes. No podemos construir más muros».

En su caso, luce en el centro español dos grabados sobre grandes sacos de papel llenos de aire que cuelgan del techo de forma grácil y que están dedicados a su abuela, ausentes de carga política.

LA COMISARIA DE LA EXPOSICIÓN, GABRIELA GARCÍA AZCUY
LA COMISARIA DE LA EXPOSICIÓN, GABRIELA GARCÍA AZCUY

La docena de artistas que integran la exposición de Miami rondan los 30 años y todos ellos residen en la isla, pero su obra ya viene siendo reconocida en Estados Unidos desde hace un tiempo. Más que por la ideología, están interesados por la estética y por las nuevas vías de expresión. «Han asumido las nuevas tecnologías y los nuevos materiales que han entrado en la isla en los últimos años, como el trabajo con la resina, el acrílico, las expresiones digitales de todos los tipos, con gran influencia del diseño», explica la comisaría de la exposición, Gabriela García Azcuy. Esta historiadora del arte de 26 años indica que están «alejados de esas lecturas sociales tan comunes entre los artistas cubanos en los 80 y los 90, crecieron con internet y la globalización cultural». Esta nueva generación, añade, «sí trabaja con el mercado, ya no lo tiene como un factor negativo, como pasaba antes, y está triunfando internacionalmente».

«Seguimos siendo artistas cubanos sin renunciar a nuestras raíces. Muchas de las obras también hablan de nuestras raíces, pero de un modo diferente», afirma Lisandra Ramírez, de 29 años, otra de los artistas que muestran su obra en Florida. A su juicio, no pueden «seguir concibiendo el arte cubano como en los 80 y 90», ya que son «una nueva generación que tiene nuevas características y necesita nuevos espacios». Su obra en Miami está formada por las figuras de un gato y un pez en el que tiene puesta la vista, casi con el aspecto de un dibujo animado de televisión.

De las artes visuales a un nuevo jazz

El proyecto «Cubaahora» abarca disciplinas artísticas de lo más variado, desde el teatro o la danza a las artes visuales, pasando por el cine o la música. La cantante Zule Guerra y el pianista y trompetista Alberto Lescay han ofrecido en el Centro Cultural de España en Miami un concierto en el que cautivaron al público con los sonidos del «nujazz», un estilo que reinterpreta la tradición afrolatina que han cultivado músicos como Chucho Valdés. Se trata de «una visión un poco más fresca y atrevida, incluso incorporar la música electrónica y el pop», comenta Zule. Por su parte, Lescay subraya que, «históricamente ha habido mucha relación entre la cultura Estados Unidos y Cuba, lo que está sucediendo es algo muy natural».

«Queremos dar una muestra de que esta pasando con la creación cubana contemporánea a día de hoy, abarcar el mayor número de disciplinas artísticas posibles», destaca el director del Centro Cultural de España en Miami, Curro Tardío. A su juicio, la cultura cubana está «en un momento importantísimo, es la joya de la corona» de la isla, «especialmente en música, artes escénicas y artes visuales», resume.

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