El nuevo director de la RAE, durante la entrevista
El nuevo director de la RAE, durante la entrevista - isabel permuy

Darío Villanueva: «Mi objetivo es que la Academia sea solvente»

El filólogo comparatista sucede a José Manuel Blecua en un momento de grave crisis por la falta de fondos y mecenazgo

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Darío Villanueva (Vilalba, Lugo, 1950), el nuevo director de la Real Academia Española, es un catedrático y exrector de la Universidad de Santiago, filólogo y teórico literario que conoce bien la Docta Casa. Ingresó en 2008 y ha sido secretario general desde 2010 (reelegido por unanimidad en diciembre de 2013). Ahora, afronta una nueva responsabilidad con el apoyo mayoritario de los miembros de una institución que no atraviesa sus mejores momentos. Retos a los que Villanueva se enfrenta con mucha energía, con la intención de sacar el mayor partido a las situaciones adversas.

-Hace unos días, antes de ser elegido, afirmaba que se sentía con fuerzas para hacer lo que la Academia le pidiese. ¿Qué es lo que le va a pedir ahora la RAE?

-La Academia es una corporación donde el director es un poco lo que llaman los latinos un «primus inter pares». Los 46 académicos son los que orientan el rumbo del barco. Lo que la Academia le pide a cualquier director es que la represente, la dirija y que sepa ejecutar aquello que es la orientación que el propio cuerpo de la Academia se quiere dar a sí mismo.

-Hay una parte de los académicos que le han votado porque le consideran la persona adecuada para modernizar la institución. ¿Con qué ideas asume usted la dirección?

-La planificación estratégica debe plantear lo que somos -y el III centenario nos ha ayudado mucho a eso- pero también proyectar qué es lo que queremos ser y en cuánto tiempo y con qué recursos queremos ir cubriendo una serie de pasos fundamentales para lograr nuestros objetivos. Para esto hay que conocer las debilidades y fortalezas de la Academia, y también estudiar las amenazas y las oportunidades que la realidad nos ofrece. Y sumando todos esos factores, en un periodo razonable que pueden ser los cuatro años, conseguir una refundación de la gestión de la cosa académica. Y eso sería la aportación que yo modestamente intentaré hacer a la Academia.

-Entre las amenazas a las que se refiere se encuentran la falta de recursos y los recortes presupuestarios pues el Gobierno ha reducido la aportación a la institución a 1,6 millones de euros (frente a los 15 millones que reciben, por ejemplo, el Teatro Real y el Liceo juntos).

-Para mí esa no es la amenaza principal, porque además en ese juego de debilidades y fortalezas, amenazas y oportunidades, cada uno de estos cuatro parámetros se neutralizan unos con otros. Yo en lugar de pensar en amenazas, pienso en oportunidades...

-¿Es una oportunidad tener menos presupuesto?

-Es una oportunidad para pensar cómo la Academia puede aprovechar sus pontecialidades y buscar nuevos recursos y nuevas fuentes que le garanticen estabilidad, y que le garanticen independencia. Somos plenamente conscientes de las amenazas, pero yo quiero manejar el otro discurso. No son amenazas trágicas, inexorables y dramáticas. Son amenazas que se pueden neutralizar y eso es lo que a nosotros nos corresponde. La Academia es una entidad que tiene recursos propios de tipo intelectual, imaginativo, histórico... y los tiene que poner al servicio de la neutralización de una amenaza puntual: el descenso de ingresos por diversos motivos: la crisis económica que afecta a todo el país, y también a nosotros; la crisis del sector editorial. La academia ha tenido históricamente como fuente de ingresos principales la venta de sus obras. A nosotros también nos afecta esto...

-El último diccionario no se ha vendido también como se esperaba...

-Estamos empezando. Se presentó hace un mes y una semana. Acabamos de estar en América y allí está funcionado estupendamente bien

-Pero allí cuesta bastante menos que en España...

-Porque el mercado americano tiene unos criterios al respecto. Nosotros no nos dedicamos a vender libros, los producimos... aunque nos repercute en un sentido positivo o negativo.

-¿Cuáles son las oportunidades a las que se refiere?

-Estamos ofreciendo el diccionario en línea desde 2004, con un gran éxito. No tenía ninguna repercusión económica hasta ahora, pero con toda certeza que se ofrezca este servicio de manera gratuita disminuye el interés de adquirir el diccionario en papel...

-Parece que se contraprograman...

-Pero ojo, hay una oportunidad magnífica: que ese servicio que ofrece la Academia sea patrocinado por una entidad, que rentabilizará todo el retorno publicitario que significa que su nombre aparezca en cada una de esas 45 millones de páginas que se bajan al mes del diccionario. Eso es así, hay una amenaza pero también una oportunidad, la cuestión es saber gestionarlo.

-Por mucho que busque oportunidades, el recorte presupuestario afectará a los sueldos e incluso planea la sombra de un ERE sobre la entidad.

-La Academia, para equilibrar su presupuesto, que en este momento es deficitario por la disminución en un 60% de la aportación del Estado, y la de los derechos de autor de las obras, está ajustando gastos. Gastos ordinarios y también ha acordado una disminución de un 10% del salario de la plantilla, que supone el 50% del presupuesto, y también de los académicos, que no tienen sueldo pero cobran una dieta de 120 euros por cada sesión a la que asisten. Pero no hay ningún proyecto de ERE por una razón muy sencilla: una de las fortalezas de la Academia son los recursos humanos con los que cuenta. Y una oportunidad es la realización de nuevas obras, orientando sus servicios a lo que puede ser demandado por la sociedad.

-Como resumen, ¿cuál es el objetivo que usted, personalmente, se plantea lograr durante su mandato?

-Mi mayor reto es completar el plan estratégico de la RAE que conducirá a su sostenibilidad, esto es, que encuentre una posición solvente desde el punto de vista económico, que le dé independencia y que le dé consistencia. A ello me voy a dedicar con todas mis fuerzas.

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