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Enfrentados

La decisión de desviar un 2,3% de un encargo del astillero de Ferrol al de Puerto Real ha prendido la mecha a la tensión existente entre los trabajadores por la falta de contratos

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Se dice que en los momentos malos es cuando aflora la verdadera esencia del ser humano. Es en esos instantes cuando se caen las caretas y las personas actúan tal y como son en realidad. Cuando ya no hay nada que perder, no hay que seguir fingiendo.

Los astilleros de Ferrol y la Bahía se encuentran en pie de guerra por un 2,3% de trabajo. Ese porcentaje es el que Navantia ha desviado a Puerto Real porque, al parecer, Galicia no puede cumplir los plazos de construcción de un barco-hotel. Se trata de 25.000 horas de trabajo que han desatado la ira y el cabreo de los trabajadores galleros que no dudan es faltar el respeto a los gaditanos y en acusarles de quitarles lo que es suyo.

Esta reacción es comprensible al mismo tiempo que triste. Dos astilleros que han perdido compañeros en el camino, que apenas tienen trabajo y que ven su futuro teñido de negro se enfrentan por la falta de pedidos, consecuencia de una situación de crisis que afecta considerablemente al sector. No tienen trabajo porque no lo hay, y eso que el Gobierno está empezando a conseguir nuevos contratos. Enfrentarse por perder lo que a uno le da de comer es tan antiguo como la rueda. No es la primera vez, ni la última. Es difícil ser generoso cuando de lo que se trata es del pan de uno. Es normal tener miedo a que esta sea la tónica habitual y que la situación actual lleve a tener que compartir los contratos para dar trabajo al mayor número de gente posible. Aunque se trate sólo del 2,3% de un encargo.

Empezar ahora a dar discursos sobre que hay que compartir, que uno no puede reaccionar así porque las vacas flacas llegan para todos, que quizá dentro de unos meses sea al revés... está de más. Lo que hay recordar es que todos forman parte del mismo barco y que el derecho a tener trabajo es igual para todos, ya sea uno del norte de España o de Eurasia y precisamente en eso es en lo que hay que enfocar la ira, en demandar nuevos contratos.