Sociedad

Los nacionalistas tachan de «boicot» la suspensión de la presentación de 'Victus'

El Cervantes de Utrecht pospone un acto centrado en esta novela histórica de la guerra de 1714 porque las «circunstancias» no son propicias

MADRID. Actualizado: Guardar
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¿Puede aplazarse la presentación de una novela histórica porque las «circunstancias» no son propicias? El Gobierno de Mariano Rajoy entiende que sí y, por eso, la Embajada española en La Haya (Holanda) decidió posponer anteayer la presentación, en la sede del Instituto Cervantes de Utrecht, de la novela 'Victus. Barcelona 1714'. La institución precisó en su cuenta de Twitter que la celebración del acto se retrasaba para «una fecha posterior», pero el autor y varios políticos catalanes califican la decisión como «censura española» y la enmarcan en una campaña internacional del Ejecutivo de Rajoy para silenciar las reivindicaciones catalanistas en vísperas de la consulta del 9 de noviembre.

'Victus' no es una novela que acaba de aparecer en el mercado. Se publicó en 2012 y fue un fenómeno de ventas, sobre todo en Cataluña. Además del éxito editorial, recibió críticas muy positivas. El sitio de Barcelona en 1714 es el punto de partida de la obra, que ofrece una visión particular sobre la historia de la Guerra de Sucesión, pero en realidad habla más de amor, de traiciones y de la relación entre ricos y pobres en el contexto bélico de una ciudad que está a punto de rendirse a los Borbones.

La suspensión del acto de Utrecht se produjo después de que una presentación similar, el día anterior -miércoles-, en Ámsterdam, acabara mal. Según la editora de la obra, Isabel Martí, «una mujer de la Embajada» desprestigió la obra con una intervención «política», lo que causó malestar entre algunos asistentes, que, según diversas fuentes, realizaron intervenciones «no muy afortunadas» e «impropias» de un evento de este cariz. El enfoque catalanista de la historia parece ser el origen de la disputa, de ahí que la Embajada intentara evitar con el aplazamiento del acto de Utrecht una polémica similar.

De hecho, el Instituto Cervantes no se niega a dar cobijo al libro y asegura que intentará «por todos los medios» que la presentación pueda realizarse «como cualquier otro acto» cuando las «circunstancias» actuales «cesen». La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, tras el Consejo de Ministros, se pronunció en este sentido: «Se retomará el asunto cuando se considere oportuno».

No es la primera ocasión en que un acto organizado bajo el paraguas de la 'Marca España' acaba contaminado por el clima político preconsulta. El propio Instituto Cervantes recuerda que hace unos meses, en una cata de vinos catalanes en Nueva York, un asistente colgó una 'estelada' (la bandera independentista catalana), con la consiguiente bronca.

Entre las formaciones partidarias de la consulta, la suspensión del acto fue rápidamente esgrimida para azuzar el sentimiento de agravio. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, tachó la decisión de «boicot en la línea de la campaña internacional» que supuestamente desarrolla el Gobierno de Rajoy contra Cataluña. «Sé cómo actúan desde el Gobierno español. Sé cómo funciona esto. Sé que se quieren hacer acciones en el extranjero y que el Gobierno español normalmente intenta boicotearlo todo, si puede. Así que sin novedad en el frente», dijo ayer Mas.

En la misma línea, CiU y ERC aseguraron que van a pedir explicaciones al ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, en el Congreso de los Diputados, donde ERC registró una solicitud de comparecencia para averiguar si hubo «presiones» de la Embajada Española en La Haya hacia el Instituto Cervantes para evitar el evento.

Curiosamente, la presidenta de los populares de Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, se desmarcó del Ejecutivo central y también se mostró crítica con la decisión. «No hay razones de ningún tipo» para suspender la presentación, dijo Sánchez-Camacho, que recordó que Mariano Rajoy leyó el libro hace dos años «y disfrutó».