SAN FERNANDO

«En aquella época los heridos nos sentimos desamparados»

Manuel Rodríguez Víctima de un accidente explosivo

SAN FERNANDO. Actualizado: Guardar
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Era un 16 de diciembre del año 1982 o quizás el de 1983. Manuel Rodríguez no se acuerda ahora bien. De lo que sí que está seguro es que le podría haber pasado a cualquiera, pero lo tocó a él y así lo refleja su mano. Ese día soleado y con calor hizo que unas 200 personas acudieran a la playa de Camposoto, entrando a través de las salinas. Estaba prohibido el acceso a la playa pero no había impedimentos por aquel lugar. Manuel había ido a recoger erizos y había llegado a las inmediaciones de lo que hoy es la primera bolsa de aparcamientos, en la curva. Allí vio una especie de huevo de gallina entre la arena. Al cogerlo y hacer un movimiento explotó.

«Por aquella época hubo muchos heridos y también muertos, pero no se decía nada ni se le daba apoyo a las víctimas, nos sentíamos desamparados. Los militares eran intocables porque en San Fernando lo significaban todo. Así que la gente te miraba como si fuera culpa tuya por meterte donde no te debías meter, pero lo hacía mucha gente y me tocó a mí».

Manuel asegura que un domingo caluroso podía reunir de unas 4.000 a 5.000 personas en la playa, mientras que a unos 300 metros de la costa se veía como explotaban las bombas. «Algunas lo hacían y otras no y eso es lo que está saliendo ahora. Aunque también hay explosivos de ahora que las mareas arrastran hasta la parte que ya está libre».

Él comenzó a ganar los requerimientos judiciales que interpuso y que tuvo que dejar por falta de recursos económicos. Pero le daban la razón, puesto que el campo de tiro habilitado era para fusilería y no para tirar artefactos explosivos manuales. «Allí se han encontrado granadas, morteros o espoletas. Puede que aún haya, eso ya no lo sé. Pero está claro que hay que tener cuidado a la hora de ver en la playa algo raro que llame la atención». Antes de lo que le sucedió ya pedía una playa libre y después lo siguió reclamando. De hecho una de las primeras cosas que hizo tras salir del hospital fue regresar a Camposoto.

«Para mí sigue siendo inconcebible que los isleños no puedan disfrutar de la playa en su totalidad. Lo que pedimos es que se libere al menos hasta el río Arillo y que se pueda disfrutar de este entorno natural. Costó conseguir lo que ahora se tiene, pero si se lucha y se moviliza la gente es posible».

Manuel considera justo que se les dé la voz a los afectados por estos artefacto explosivos. Considera que durante años se les ha dado la espalda y que se les ha querido silenciar por parte de las autoridades por no perder lo que consideraban que era el sostén económico de la ciudad. Un sostén que ya no es lo que era y que ha perdido gran parte de la importancia que tenía, si bien sigue siendo significativo.

«Durante un tiempo se nos marginó por lo que nos había pasado. Supongo que ahora sería distinto. Yo defiendo la necesidad de liberar más playa porque considero que sería lo mejor para la ciudad. Ganaría mas atractivo».