EL CALOR DEL DINERO

Llueve y hace frío. Nos revolucionamos. No estamos acostumbrados a este clima. Ni lo haremos. Nos cambia el carácter. Silencio. Calles semidesiertas. Mirada perdida en el horizonte de la Bahía buscando algún rayo de sol. De esperanza. Como la que tienen los aficionados del Cádiz de que su equipo se asiente definitivamente en los puestos de 'play off' y se aclare el caos institucional en el que vive instalado casi permanentemente. O los del Xerez CD, que aspiran a no tener que pensar cada fin de semana es el último en el que animarán a su club, en Tercera, Segunda B o donde la deriva les lleve. Que desean el color del dinero.

Hay muchos gaditanos que se ven 'obligados' a buscarse la vida en sitios donde ese frío y esa lluvia son la tónica general. También en el mundo del deporte en general, y el fútbol en particular. Es el caso de José Manuel Jurado, al que sinceramente nunca me hubiera imaginado en tierras rusas por personalidad y estilo de fútbol. Veo ahora la 'explosión' de Jesé y recuerdo el momento del sanluqueño en el filial del Real Madrid, su cambio de acera al Atlético y su posterior pase al Schalke 04. Era una oportunidad de adquirir prestigio internacional, pero también un arma de doble filo que le podía situar lejos de las agendas de los clubes españoles, que al fin y al cabo siempre son el espejo más reluciente en el que te puedes mirar para sentir el reconocimiento necesario como uno de los mejores.

Ahora en el Spartak probablemente Jurado haya encontrado la admiración que necesitaba en un club español de entidad. Y combate el frío, la lluvia y la nieve acurrucado al calor del dinero. Loable y plausible, pero incompatible con su expreso deseo de jugar algún día en la selección española absoluta. Porque por muchos goles que meta, por muchas asistencias que dé, Moscú no es, ni de lejos, la mejor plaza para tener acceso a 'La Roja'.