PAN Y CIRCO

Agné debería irse

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Raúl Agné forma parte, le guste o no, de un proyecto sobre el que buena parte de la afición ya emitió su juicio el pasado domingo al grito de ‘Sinergy vete ya’. Podrá decir, y está en su papel, que el fichó por el Cádiz, pero no cuela. Él firmó de la mano de Alessandro Gaucci, un mánager general que desde Valdelagrana ve cómo todo lo que edificó –sobre avales incalificables y falsas promesas– está siendo destruido por Quique Pina. Es más, el técnico de Mequinenza planificó, junto a el ahora denostado italiano, una plantilla que está siendo corregida día tras día por Calambur Intermediaciones, que es el nombre que se emplea para no decir Quique Pina, no vaya a enterarse el Consejo Superior de Deportes, oiga.

Nafti, Gato, Alejandro, Fall y quien sabe qué más jugadores por los que apostó decididamente Agné, se les está dando boleto sin que el técnico diga ni mú. Y hace bien, que está la cosa fuera como para pelearse con los que manda. Pero claro, no es moral. Su palabra se la dio a Gaucci, y éste, por lo que sea, tiene pinta de que no va a seguir en el cargo. El compromiso se lo dio a Gaucci, y éste, por lo que sea, parece papel mojado ya en el club. Luego está el curso de los acontecimientos y el mal momento de un equipo que sólo depara dudas. Pero eso, fíjense ustedes, no parece lo más importante. Porque lo más importante en una persona es la palabra. Y la palabra se la dio a Gaucci, ese que ahora ve cómo su entrenador le está decepcionando al tragar fichaje tras fichaje y aceptando las bajas de jugadores por los que peleó tan duramente en verano. Por todo ello, más el cariz que está tomando lo deportivo, Agné debería dimitir. O como mínimo, poner el cargo a disposición del club. Con ese simple gesto daría coherencia a lo que son las cosas. Y las cosas son sencillas. Gaucci lo trajo y Gaucci no está. Que menos que ponérselo fácil a los que llegan.