ANDALUCÍA

Enresa se prepara para duplicar la capacidad del almacén nuclear de El Cabril

La Junta de Andalucía desconoce el proyecto de ampliación, sobre el que ha disminuido la presión social y de los grupos ecologistas

MADRID/SEVILLA. Actualizado: Guardar
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El presidente de la Empresa Nacional de Residuos Radioactivos (Enresa), Francisco Gil-Ortega, desveló que la ampliación prevista para el almacén de residuos de El Cabril (Córdoba) duplicará su capacidad actual. Gil-Ortega explicó, durante un desayuno informativo, que ya se han iniciado los trámites con el Ayuntamiento de Hornachuelos y la Junta de Andalucía para adquirir los permisos y aumentar así el almacén de El Cabril que, en la actualidad, tiene agotada su capacidad en un 70%. El Gobierno andaluz manifestó que no ha recibido ninguna comunicación de este proyecto, ni en la delegación provincial de Medio Ambiente de Córdoba ni en la sede sevillana de la Consejería. Hasta entonces, el departamento se reserva la valoración.

Con estas obras, que comenzarán entre abril y mayo de este año, se incrementarán en 28 unidades las celdas de residuos de muy baja actividad. En este complejo se almacenan el 80% de los residuos del desmantelamiento de centrales nucleares y otro 20% de otras actividades radioactivas menores generadas en España.

El máximo dirigente de Enresa, y exalcalde de Ciudad Real por el PP, ha detallado que estos residuos van acondicionados en bidones de 120 litros, que se introducen en contenedores fabricados en El Cabril, y a su vez en celdas de almacenamiento definitivo, con una capacidad de alrededor de 5.760 barriles de 220 litros cada uno.

Reacción ecologista

Ecologistas en Acción declaró que esperaba esta ampliación y reconoció que el rechazo social hacia el almacén de residuos radiactivos se ha amortiguado, dijo su portavoz Daniel López Marijuán. Los laboratorios, centros de investigación y hospitales siguen funcionando, dijo, y es preciso tratar los restos en condiciones de seguridad.

Ecologistas espera que se implanten los avances tecnológicos para reducir a plasma estos restos, un proceso que tiene un alto coste energético pero que inertiza los materiales contaminados y lo convierte en un material encapsulado.

Las principales objeciones se dirigen a los riesgos que comporta la ubicación del almacén en Hornachuelos, en pleno parque natural de Sierra Morena, aunque López Marijuán dijo que el terreno es estable y no tiene acuíferos importantes, a diferencia del lugar elegido para el material radiactivo de alto riesgo que se va a construir en Cuenca, donde se han descubierto fallas y posibilidad de filtraciones. El Cabril almacena restos de baja y media radiactividad.

Gil Ortega aceptó ayer las discrepancias sobre el almacén de Villar de Cañas: «Este proyecto lo comenzó el PSOE y el PP lo va a culminar, pero no es un proyecto de unos o de otros, sino un proyecto de país», apostilló.

Asimismo Ecologistas en Acción rechaza el «coste oneroso para los ciudadanos. Entre todos pagamos en la factura eléctrica los costes de un recibo que nosotros no generamos, sino la patronal energética».

Más vida útil

Además, el presidente de Enresa recordó que «las autoridades actuales están pensando» en alargar la vida de las nucleares de 40 a 60 años, una opción que el ministro de Industria, José Manuel Soria, ya esbozó hace unos meses, en un contexto tendente hacia esa opción, como prueba el hecho de que en Estados Unidos se baraje la idea de llegar a los 70 u 80 años de actividad.

Gil-Ortega también agregó que Enresa ha elaborado un plan de contingencia para la planta nuclear de Garoña (Burgos), tanto si reanuda su actividad como si continúa parada. Garoña está parada desde hace un año. Gil Ortega señaló que la empresa nuclear Ensa está fabricando cinco bidones de doble uso porque «pase lo que pase» habrá que almacenar el combustible gastado de Garoña. «Tenemos incertidumbre sobre qué va a pasar», sostuvo Gil-Ortega, que aunque cree que el Gobierno tiene voluntad de prolongar la vida de la central, apunta a que, en caso contrario, el supuesto desmantelamiento no comenzaría hasta dentro de tres o cuatro años.

Gil Ortega añadió que Enresa conversa desde hace meses con Nuclenor, propietaria de la central de Garoña y participada al 50% por Endesa e Iberdrola, y recordó que el posible desmantelamiento se produciría tres años después de su parada.