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#Cadiznovabien

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España va bien? Es difícil saberlo ya que los economistas no colaboran. El economista es el único animal conocido capaz de sorber y soplar al mismo tiempo, de subir y bajar la escalera a la vez. Y, como a las antiguas sibilas, si les haces caso estas condenado y si no se lo haces estas perdido.

Sus ultimas previsiones sobre España eran buenas. Pero el que confió en la subida de la bolsa se pegó ayer un guantazo importante. Han voceado junto con Rajoy que hemos tenido récord de visitas de turistas durante el año pasado, y al mismo tiempo en Fitur se echaba de menos a más gente que nunca. El Gobierno baja el IVA de las obras de arte, pero al mismo tiempo que Fátima Báñez obliga a las empresas a cotizar el plus de transporte, vales de comida, guarderías, seguros médicos privados o planes de pensiones. ¿En qué quedamos? ¿vamos mejor o no? Si vamos bien yo desde luego no lo noto.

Si bien es cierto que en las grandes inmobiliarias de Madrid ya están empezando a notar las primeras señales de reactivación en la costa, hay varias circunstancias que hacen ser tremendamente pesimistas en cuanto a la recuperación de la economía de nuestra provincia.

La primera es el paro. Que el paro de nuestra provincia sea mayor del 40% es una 'masca' de difícil encaje. Nos pone por delante de países en guerra como Irak o Siria. Y empatados con otros que sufrieron desastres naturales como Haití. Absurdo, irracional, imposible.

Y la segunda es la limpieza. Este año somos más limpios, y eso es malo. La cantidad de toneladas de basura recogidas en la provincia mide con bastante exactitud el consumo de sus habitantes. Ha bajado por lo que o estamos todos a dieta después de Navidades o consumimos menos. Malo, malo.

Y la tercera es las licencias urbanísticas solicitadas a los ayuntamientos. También sigue bajando. Casi hasta niveles de inexistencia. Ni se atisba la recuperación de la construcción.

Estos tres elementos, construcción, trabajo y consumo actúan como elementos de una cadena en la que nos hemos quedado atrapados. La caída de la construcción nos lleva al paro y el paro nos lleva a la caída en el consumo. O sea que, economistas a parte, creo que nos queda un buen rato. Pero como decía Churchill el éxito es la habilidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo. No habrá otro remedio que aplicarse el cuento!