Julián Núñez, presidente de Seopan. :: ELVIRA MEGÍAS
Economia

«El caso de Panamá dañará al sector, pero son las reglas de juego»

No ve que la oferta a la baja del consorcio de Sacyr fuera temeraria ni anormal un conflicto por sobrecostes, y defiende la experiencia española

MADRID. Actualizado: Guardar
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Las constructoras españolas se debaten entre un moderado pesimismo por el negocio nacional y un optimismo realista por su evolución internacional. Para Julián Núñez, presidente de Seopan -la patronal de las grandes firmas del sector-, el conflicto con las obras del Canal de Panamá tendrá un efecto negativo para el sector, pero menor del que muchos temen.

-¿Cuál es el estado de salud de las constructoras españolas?

-Dado que está claramente vinculado a la marcha de la inversión en obra pública en España, y esta ha caído en los últimos años hasta mínimos históricos, la situación a nivel nacional es crítica. Y eso que, pese a lo que algunos sostienen, las cifras demuestran que en absoluto se puede afirmar que ya está todo construido en España.

-Parece entonces claro que la aventura exterior resulta obligada, y no sólo para las grandes firmas.

-Cuando las cosas se hacen de forma obligada y bajo presión no suelen salir bien. La internacionalización de las grandes constructoras comenzó en los 70; la diferencia es que ahora casi ha pasado de ser una oportunidad de negocio a resultar todo un salvavidas para muchos.

-Porque, cifras en mano, no parece que la inversión pública se vaya a recuperar a medio plazo, ¿no?

-Cierto. Según las últimas cifras que manejamos, seguirá cayendo, al menos, hasta 2016. Es decir, no hay visos de que haya un cambio de ciclo. Eso sí, que las administraciones no olviden que aún hay una cartera pendiente de ejecución que hoy en día supera los 30.000 millones.

-¿Es el elevado pasivo que arrastra el sector su gran lastre?

-Lo era. En lo que llevamos de legislatura han acometido un proceso de reducción radical y drástico. No obstante, no confundamos la deuda corporativa de la empresa con la asociada a los proyectos de infraestructuras donde está envuelta. No olvidemos que en el negocio concesional la compañía financia su construcción y luego cobra un canon.

-Pero no me negará que también ha habido inversiones claramente fallidas en otros sectores, sobre todo las energías renovables.

-Sí, es una realidad. Al fin al cabo, la energía no es nuestro negociado y entrar en ese campo suponía asumir unos riesgos. Eso sí, buena parte del problema ha procedido de unos cambios regulatorios sorpresivos.

-Miremos de nuevo al exterior. ¿Latinoamérica es un mercado prioritario para España?

-Tradicionalmente lo ha sido y seguirá siendo importante, junto a Europa. No obstante, Norteamérica y Oriente Medio son ya otros dos grandes focos de negocio.

-Y por países, ¿son Colombia y su plan de infraestructuras un claro objeto de deseo para el sector?

-Sin duda, dentro de América Latina es uno de los países que genera más expectativas, sin descartar ni a México ni a Brasil, pese a lo complejo de este último por las fuertes barreras de entrada que impone.

-¿Es más fácil hacer negocios en Europa que en América Latina?

-No, la mayor o menos facilidad la da el tipo de contrato y el grado de especialización que requiere una obra. En general, todos los grandes proyectos internacionales presentan una complejidad parecida.

-Entonces, ¿el conflicto surgido en el Canal de Panamá podría haber pasado en Europa?

-No sé si en niveles parecidos porque cada país tiene sus reglas, pero los conflictos por sobrecostes no resultan precisamente inhabituales.

-Se ha hablado incluso de una baja temeraria en la oferta presentada.

-La rebaja del consorcio de Sacyr respecto a sus competidores no llegaba al 7%. No parece mucho, máxime cuando la Administración española, aunque con un sistema diferente, lleva décadas adjudicando contratos a la baja con descuentos de hasta el 40%, y no ha pasado nada.

-Lo que parece claro es que ha dañado algo la imagen del sector.

-Dado el impacto mediático del asunto, algún daño habrá. Son las reglas de juego y esta no es, ni será, la primera gran obra donde existen diferencias económicas. No obstante, más de 40 años de experiencia de empresas españolas no se pueden poner en duda por un caso concreto aún sin resolver y donde hay un consorcio multinacional.

-Parece que en el AVE a La Meca también hay problemas.

-Sólo hay divergencias menores entre los socios españoles. El problema es el retraso en los trabajos previos del consorcio francés y chino.