PAN Y CIRCO

CRÍTICAS INFUNDADAS

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Lo bueno que tiene ser líder de la categoría con más puntos que nadie, ser el equipo menos goleado (con sólo dos goles recibidos en las cinco primeras jornadas) y ser el segundo equipo que más anota (trece goles en cinco jornadas), es que calma y silencia a los aficionados más críticos con algunos jugadores que, por cualquier razón, no caen en gracia a estos seguidores desde un principio.

Así, compruebo con alegría como Juan Villar, a base de trabajo, buen juego, asistencias y goles ha convertido los pitos en aplausos y pasa a ser un jugador casi imprescindible para el míster, con lo bueno que eso conlleva en el tema de la competitivadad con los demás compañeros. Todo eso le puede venir muy bien al delantero Airam para que no se duerma en los laureles.

Otro de los futbolistas que estaba en el punto de mira de los aficionados, quizá por venir de un equipo modesto, era Kike Márquez. A veces, muchos cometen el error de juzgar a los futbolistas por su lugar de procedencia, sin reparar, por falta de conocimiento, en su trayectoria y en su calidad. ¿ Acaso puede ser malo, un futbolista que estuvo en las canteras de Villarreal, Almería y Betis? Pues bien, cinco jornadas le han bastado a este futbolista para meterse en el bolsillo a la afición cadista a base de calidad, mucha calidad, y compromiso con la entidad.

Pero el caso más grande de todos es el del portero Alejandro. Por una extraña razón, se le puso una mala etiqueta a raíz del Trofeo Carranza. La verdad es que no entendía ni entenderé las dudas que se crearon sobre el guardameta, entre otras cosas, porque no existía motivos para ello. Un gol en Bahía Sur, parable o no, le puso el foco en su cabeza, pero sus actuaciones posteriores ante Guadalajara, Algeciras y Écija han disipado todas las dudas en el graderío. Y es que no hay mejor medicina contra las críticas y los críticos que las victorias del Cádiz, pues producen una amnesia selectiva... que volverá a aparecer cuando vengan mal dadas con la manida frase del «ya lo dije yo». En fin, Cádiz...