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Carrascal y Su Majestad

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El imponente Parador inauguró el lunes el ciclo 'Cádiz Punto de Encuentro', organizado por ABC y LA VOZ, donde el eterno periodista José María Carrascal (1930), desgranó los antecedentes históricos y las futuras hermandades entre Gibraltar y Cataluña. La sala estaba desbordada por las 200 personas que, incluso en pie, se acercaron a escuchar al carismático presentador. La conferencia inició para ser interrumpida a los diez segundos por el timbre de un móvil que alborozó al auditorio en un momentazo digno de recordar: el himno de España. Luego, Carrascal desplegó sus dotes: una memoria inacabable y un carisma que ya quisiera para sí más de un candidato a vivir del pueblo. La charla, eso sí, tuvo sus enigmas. El orador expresó ideas preocupantes como que quizá la de ETA pudiera haber sido la última guerra carlista; que Cataluña quiere convertirse en un gran Gibraltar o que la comunidad catalana «es una nación sin Estado». Casi dos horas de coloquio: oreja y rabo; café, copa y puro. A hombros. Un triunfo del genial comunicador.

Pero lo mejor llegó a los postres, cuando el último de sus seguidores -un señor alto, con bigote- se marchó del Parador con el mail de Carrascal anotado: una deleitada tertulia de a cinco, entrevistando a Don José María. Éste -escoltado por la tranquilidad del mar que perfilaba la noche fresca del Castillo de Santa Catalina- habló del Rey, que ayer fue operado. Carrascal conoció a Don Juan Carlos en EEUU cuando aún era Príncipe «de Borbón» y confesó que fue tomándole admiración al comprobar que se trataba de un tipo listo. Recordó al Príncipe Felipe, niño, correteando por las habitaciones donde Su Majestad preguntaba al reportero por la juventud estadounidense. Contó distintas anécdotas de su carácter abierto y poco protocolario así como de su inteligencia como líder y lo descubrió sopesando las posibilidades de su abdicación hace diez años y ahora, tras un magnífico servicio a la patria. Yo intervine poco: sólo cuando se refirió a su padre, Don Juan. Le dije que el cariño del hijo a aquél se demostró al enterrarlo en el Monasterio de El Escorial, como Juan III, con honores de Rey de España. Entonces, el eterno periodista me preguntó: ¿Y qué pasará si algún día llega al trono otro Juan III?

twitter: @montieldearnaiz