PAN Y CIRCO

ALEGRÍA DE UNOS, TRISTEZA DE OTROS

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Tan curioso como azaroso, casual y aleatorio es el hecho de que cuando al Cádiz le van bien las cosas al San Fernando, todo lo contrario. No deja de ser como un capricho del destino, pero es algo que últimamente siempre se repite.

En estos momentos los amarillos van a toda pastilla en la Liga y ya se barrunta que, en mayo, van a estar peleando por alcanzar cotas altas. Los azulinos están sumergidos en un mar de dudas. La temporada pasada se repetían estos comienzos (aunque en el Cádiz no tan fulgurantes como los actuales) y al final del campeonato pasó todo lo contrario; en la Tacita agonizando hasta el final para no caer en el fracaso del descenso a Tercera y diez kilómetros más allá, apretando los dientes para intentar colarse entre los cuatro primeros.

Supersticiones y conjeturas aparte, hay que aplaudir el buen hacer de los amarillos a todos los niveles. La dirección deportiva ha sido capaz de armar una plantilla muy competitiva y de una calidad incuestionable, y a pesar de las dudas que siempre se ciernen en el entorno está siendo capaz de salir adelante dejando su sello domingo tras domingo.

Pena para el que firma que no pueda decirse lo mismo de lo visto hasta el momento en el San Fernando. El equipo suscita muchas dudas, marcha en descenso y todavía no ha sido capaz de conseguir una victoria en la Liga. No está siendo capaz de desplegar su mejor juego pese a que cuenta en el vestuario con futbolistas importantes. Aunque en ataque y como bien dice su entrenador, tienen que hacer muchas cosas para después no conseguir nada. La pólvora está mojada y, en este sentido, se está notando lo duro que ha sido el castigo de las lesiones, pues con Ñoño y David Hernández la cosa, seguro, habría sido de otra manera. No obstante, aún queda un mundo y todo puede darse la vuelta.