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El Ejército tensa la cuerda en Egipto

El general El-Sisi llama a los ciudadanos a manifestarse mañana «contra el terrorismo» y a hacer frente a las protestas de la Cofradía

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Egipto se prepara para un nuevo viernes de confrontación, aunque esta vez la alarma es máxima debido a la implicación directa de la Fuerzas Armadas, lo que resume la fotografía actual en el país a la elección entre militares o Hermanos Musulmanes. El Ejército egipcio dio ayer un paso al frente y llamó a los partidarios del golpe a manifestarse en todo el país «contra la violencia y el terrorismo». El general Abdel Fatah el-Sisi, jefe de las Fuerzas Armadas, ministro de Defensa y primer viceprimer ministro, volvió a demostrar que es el auténtico hombre fuerte del país con un discurso televisado a la nación desde Alejandría en el que pidió a «todos los egipcios honorables» salir a la calle «para que me den una autorización y una orden para luchar contra la probabilidad de violencia y terrorismo».

El Sisi recordó que dio el paso de derrocar a Mohamed Mursi, cuyo nombre no pronunció, el pasado 3 de julio tras el clamor popular de la millonaria manifestación del 30 de junio, pero desde entonces los que han demostrado su poder en las calles han sido los Hermanos Musulmanes con acampadas multitudinarias en El Cairo y marchas de protesta en las capitales de provincia cada viernes al concluir la oración del mediodía, día sagrado para los musulmanes.

El Ejército es el garante de una transición marcada por la violencia en la que un centenar de personas han perdido la vida en las últimas tres semanas, la mayoría seguidores de la Hermandad. Las palabras de El-Sisi, que acusó al grupo islamista de «querer arrastrar al país a un túnel sombrío», recibieron el apoyo inmediato de los colectivos y partidos que apoyaron el golpe. El dirigente del movimiento juvenil Tamarrud (rebelión), Mahmud Badr, declaró a Reuters que «llamamos al pueblo a echarse a las calles el viernes para apoyar a sus Fuerzas Armadas, a las que nosotros apoyamos y de las que estamos felices de que desempeñen su papel haciendo frente a la violencia y al terrorismo practicados por los Hermanos Musulmanes».

También la minoría copta, que representa aproximadamente a un 9% de los ochenta millones de egipcios, pidió a los fieles respaldar a las Fuerzas Armadas «para terminar con el terrorismo», declaró a la agencia turca Anadolu el arzobispo Sergius Sergius, del patriarcado ortodoxo, quien alabó «la voluntad sincera del Ejército» en esta transición que no termina de avanzar debido a la inestabilidad.

Los Hermanos Musulmanes acusaron a El-Sisi de alentar una guerra civil en el país y denunciaron que son «los golpistas» los que practican la violencia y el terrorismo. En respuesta al discurso del jefe del Ejército, la Cofradía publicó un comunicado en el que lo calificaron de «traidor» y le responsabilizaron de «cada gota de sangre que se derrama». Además, la Hermandad se comprometió a que sus manifestaciones en la calle «sean pacíficas. Horas antes habían convocado contramarchas de protesta desde 35 mezquitas de la capital bajo el eslogan «el pueblo quiere acabar con el golpe».

Essam El-Erian, dirigente del Partido Justicia y Libertad (PJL), brazo político de la Cofradía que se impuso en las primeras elecciones libres de Egipto tras la caída de Hosni Mubarak, señaló en su cuenta de Facebook que esta «amenaza no impedirá que millones de personas se sigan manifestando». El-Erian describió a El-Sisi como el «líder de un golpe de Estado que asesina a mujeres, niños y a los que rezan», en referencia a matanzas como las del 8 de julio en las que cincuenta seguidores islamistas murieron a las puertas del cuartel de la Guardia Republicana de El Cairo durante la primera oración del día, la mayoría a causa de disparos.

Nueva Constitución

Ante las acusaciones de «terrorismo» por parte de los partidarios del golpe, en un comunicado colgado en su cuenta de Twitter la Cofradía insistió en que «la fuerza de nuestra revolución yace en su senda pacífica, no nos dejaremos arrastrar a la violencia». La denuncia de los Hermanos Musulmanes fue apoyada por los salafistas de Al-Nur, segunda fuerza islamista del país.

En medio de este clima de enfrentamiento en las calles, las autoridades interinas trabajan en la nueva Constitución que sustituya a la aprobada por referéndum nacional en diciembre. El nuevo Gobierno mantuvo una reunión con distintas fuerzas políticas para llevar a cabo un proceso de reconciliación nacional basado en una Carta Magna consensuada, pero en esta reunión, al igual que en el nuevo Ejecutivo, no hubo presencia de los partidos islamistas que hasta el golpe gozaban de la mayoría en el Parlamento obtenida en las urnas. Mohamed el-Baradei, vicepresidente interino, obvió este aspecto y pidió «trabajar con justicia y tolerancia» para alcanzar una reconciliación entre todos los ciudadanos, «incluidos los que se han sentido marginados como los cristianos y los beduinos», minorías que, al igual que el sector liberal, se sentían discriminadas por la mayoría islamista.

El PJL denuncia el doble discurso de unas autoridades que, por un lado, llaman a la reconciliación y, por otro, encarcelan y congelan los fondos de sus líderes, cierran sus medios de información y clausuran sus sedes en todo el país.