Maduro celebra el aniversario de la independencia de su país. :: REUTERS
MUNDO

El tránsito eterno de Snowden

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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Si las autoridades rusas dicen la verdad, Edward Snowden, el antiguo técnico de la CIA, lleva ya dos semanas en el aeropuerto moscovita de Sheremétievo. Está en la zona de tránsito, que abarca tres terminales internacionales, las D, E y F, una de ellas con un pequeño hotel de 66 habitaciones, y un piso entero en el Novotel, ya fuera del edificio del aeródromo. En total más de 60.000 metros cuadrados que concitan la atención del mundo. Snowden es el hombre más buscado del planeta, no solo por la Justicia estadounidense sino también por un enjambre de periodistas.

Y nadie ha logrado encontrarlo. Los únicos que parecen poder verle son su abogada y acompañante de viaje, Sarah Harrison; quizá algún miembro del personal de los hoteles donde podría alojarse, los guardias de fronteras que estarían custodiándole, responsables consulares del aeropuerto, algún agente de los servicios secretos rusos -aunque esto lo niega categóricamente el presidente Vladímir Putin-, y, por último, tal vez, a través de Skype, Julian Assange, el patrón de Wikileaks.

Cuando, el 23 de junio, Wikileaks anunció que Snowden volaba hacia Moscú desde Hong Kong para hacer escala y continuar al día siguiente con dirección a La Habana, Sheremétievo se llenó de periodistas. Para entrar en la zona de tránsito, donde sobrevivir resulta carísimo, hubo que comprar un billete de avión a cualquier destino. Fueron inspeccionados los 30 cafés y restaurantes de las tres terminales internacionales, la veintena de tiendas y supermercados libres de impuestos, los 12 aseos, las 6 salas VIP y hasta el pequeño centro de asistencia médica. Como si se hubiese evaporado.

Quedaba mirar en el hotel de la terminal E, llamado 'cápsula' por el reducido tamaño de sus habitaciones, y en el Novotel. Pero no se permitió que nadie fuese de puerta en puerta y el personal de ambos establecimientos tampoco facilitó, y sigue sin hacerlo, información sobre los huéspedes «por motivos de seguridad». Cuando, el 24 de junio, Snowden renunció a utilizar su pasaje en el avión de Aeroflot a Cuba, que partió de Moscú lleno de periodistas defraudados, se intensificó la guardia con la esperanza de que el ex colaborador de la NSA apareciese en algún momento.

Cuenta Víctor Gorbachov, director general de la asociación 'Aeropuerto', que en Sheremétievo «hay muchas personas bloqueadas durante largo tiempo, sobre todo de países asiáticos y africanos, por haber perdido el pasaporte». Gorbachov explica que «duermen en los rígidos asientos de la terminal y se alimentan gracias a la Cruz Roja». «Tenemos nuestro caso legendario, el de un joven de Sierra Leona que estuvo varios meses sin poder viajar», asegura el responsable ruso.

El exinformático de la NSA carece de pasaporte porque Washington se lo anuló, no tiene visado ruso ni hay ningún país que le haya concedido asilo, aunque maneja en esta momento ofertas de Venezuela, Bolivia y Nicaragua. Putin ha adoptado una postura intermedia entre colaborar con los americanos, aunque nunca entregará a Snowden, o enfrentarse a ellos si le concediera refugio en Rusia.

Sí cabe suponer que el informático está mejor acomodado que el chico de Sierra Leona. Según la prensa rusa, es probable que se aloje en el Novotel (cuatro estrellas), donde la habitación estándar cuesta unos 200 euros por noche y la suite de lujo, 337 euros. Comer allí tampoco es barato. Pero paga Wikileaks. El local tiene piscina, gimnasio, sauna, pero no para quienes se encuentran en el único piso considerado zona de tránsito. Los vigilantes solo les permiten quedarse en la habitación o, como mucho, estirar las piernas en el pasillo. Pueden también usar su ordenador en este establecimiento con wi-fi.