Apuntes

El futuro del puerto, el futuro de todos

La pasividad de la sociedad gaditana respecto a uno de los pocos pilares de su economía real sorprende más ante la pujanza que muestra en Sevilla o Huelva

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Cádiz presume de ciudad portuaria y marinera, de tener todo su pasado posado sobre el mar, de haber vivido todos sus días de gloria gracias a los que llegaron en barcos o cargaron en ellos sus mercancías para llevarlas a distintos rincones del mundo. Sin embargo, la teoría pocas veces está apoyada por la práctica. A la hora de convertir las palabras en movimiento, en gesto siquiera, esa presunta trascendencia del mar, de lo portuario sobre todo, desaparece, se esfuma.

Los últimos acontecimientos lo demuestran. El puerto de Cádiz ha perdido hasta tres puestos en el ránking que establece la administración pero, lo que es peor, ha quedado relegado en decisiones fundamentales a medio plazo, como la red europea de transportes, una malla estratégica de comunicaciones que conectará distintos puntos. Quedarse fuera de esa trama es quedarse fuera del futuro. Por eso, en ciudades como Huelva o Sevilla, la sociedad entera, con empresas, medios de comunicación, colectivos vecinales y partidos políticos de todos los colores se han dejado escuchar con una sola voz. Todos a una para no perder ese barco que les lleva a la prosperidad. En Cádiz, ni siquiera han trascendido las noticias, ni siquiera se ha producido reacción.

Sevilla hace grandes esfuerzos, políticos e institucionales, empresariales y sociales, por poner en pie una zona franca, por impulsar un dragado de graves consecuencias medioambientales pero que supondría un salto cualitativo fundamental para sus muelles. Huelva, el puerto con mayor superficie disponible de España, ha sabido ofrecerse como conexión prioritaria con Canarias ante Europa y parece ganar ese pulso a Cádiz.

Mientras, los muelles gaditanos languidecen y nadie se ha dado siquiera por enterado. Ni hablamos ya de movilización, reacción o preocupación. No es que el puerto gaditano esté perdiendo el partido del futuro. Es que ni siquiera ha saltado al campo a jugar.