ESPAÑA

El Turia ya no pasa por Génova

Los populares de esa comunidad critican la doble vara de medir de Rajoy ante los casos de Camps y Ana Mato

PEÑÍSCOLA. Actualizado: Guardar
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El PP de la Comunidad Valenciana, bajo las batutas de Eduardo Zaplana y Francisco Camps, fue entre 1995 y 2011 un puntal básico para las aspiraciones de cualquier aspirante popular a la Moncloa. Su estrella comenzó a declinar en 2009, con la eclosión del 'caso Gürtel'. Un laberinto judicial que derivó en la dimisión de Camps tras su acusación de cohecho pasivo en el denominado 'caso de los trajes'.

Pese al trauma que supuso para la organización, la Comunidad Valenciana fue la tercera autonomía que más votos aportó a Mariano Rajoy en las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011, nada menos que 1.388.465 sufragios, solo por detrás de Andalucía, 1.982.091, y de Madrid, 1.708.572.

Por hablar de la etapa reciente, Camps pintó mucho en el partido. En 2008, salvó al propio Rajoy de un motín interno durante el congreso que el PP tuvo que trasladar de Madrid a Valencia para evitar el ruido de sables de los partidarios de no dar una tercera oportunidad electoral a Rajoy tras las derrotas de 2004 y 2008. Camps y Javier Arenas se convirtieron en auténtico muñidores de la victoria interna del ahora presidente del Gobierno. Hasta 2009, la voz de Camps tenía peso específico en la sede nacional de la calle Génova y hasta hubo quien miraba a Camps como el delfín.

Una relevancia que su sustituto, Alberto Fabra, está muy lejos de lograr. De hecho, el actual presidente valenciano perderá, con toda seguridad, el pulso con otros barones populares para intentar lograr un reparto favorable del objetivo de déficit para este año.

Camps basó su notoriedad en el denominado 'milagro valenciano', con grandes obras de infraestructuras en la comunidad que también logró hitos como la consecución para Valencia un Gran Premio de Fórmula 1 o la Copa América de vela. El eco de su gestión llegó hasta Washington. Un informe de Wikileaks desveló un telegrama que envió la Embajada de Estados Unisdos a la Casa Blanca en abril de 2006 en el que apuntaba que Camps se perfilaba como líder del PP.

Pero hoy desde la capital del Turia, los populares se quejan del trato que reciben de la dirección nacional. «Ya no se acuerdan de que cuando no tenían ningún escaparate, Rajoy tenía que venir a asomarse con Rita Barberá al balcón del Ayuntamiento de Valencia en Fallas», apuntan. También lamentan la «doble vara de medir» con la que el presidente del Gobierno enfrentó, por ejemplo, los supuestos regalos que hizo la trama 'Gürtel' a Camps con los que recibió de esa misma trama la ministra a Ana Mato. «A Mato la defiende a capa y espada y a Camps le dio la espalda», sentencian.