ESPAÑA

LA PERSISTENTE ESPAÑA BIPARTITA

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No creo que a nadie sorprenda que algo esté cambiando en la política española. Entre otros muchos efectos -algunos infinitamente más importantes- la crisis parece estar violentando la idílica correlación de fuerzas políticas que venía conformando el ideario español desde 1977 hasta el apogeo de los 323 escaños socialistas-populares de 2008.

Sin embargo, cosas distintas son percibir como demuestran los sondeos de opinión un claro descenso de la concentración de preferencias electorales entre los dos grandes, al tiempo que un aumento de otras dos opciones, hasta ahora mucho más minoritarias, y poder afirmar que estamos ante un nuevo escenario de pluralismo ideológico y, por ende, el fin del bipartidismo. Resulta mucho más discutible esto último. Y ello por varias razones, algunas de las cuales brevemente expongo:

La sociedad española ha demostrado ya durante décadas ser conscientemente alérgica a la fragmentación a gran escala, y lo que está haciendo es potenciar momentáneamente a unos 'segundos espadas'. La fragmentación tendrá límites por el momento debido a la memoria histórica y no habrá extremismos ni populismos más allá de un 'estiramiento' de la composición cromática de la Cámara baja.

Esta situación es consecuencia de la crisis, como demuestra que hasta el 2008 el bipartidismo se fuera intensificando hasta alcanzar su máximo histórico. Me atrevería, por tanto, a afirmar que no se trata de un verdadero cambio ideológico en los españoles sino simplemente de una situación coyuntural. La reacción de algunos (muchos) votantes sería la de reacomodar su voto en opciones menos expuestas a la crisis y al ejercicio cotidiano del poder y, hasta cierto punto, más 'limpias' e ilusionantes. Más claro: PP y PSOE 'están prestando' votos a IU y UPyD.

Pese a todo lo anterior, creo que la pregunta más importante sigue siendo si estos evidentes indicios de un cierto tipo de cambio van a alterar, para mejorar presumo, sustantivamente la secular debilidad de la calidad de la democracia española. Los muy recientes datos del barómetro del CIS de marzo de este año muestran una apabullante falta de empatía y confianza en los partidos políticos y en la clase política. No tenemos argumentos para pensar que IU, UPyD y el resto de partidos que conforman el arco parlamentario español, o que pudieran formarlo, estén quedando a salvo de esta pira pública. Resulta pertinente, pues, cuestionar si tenemos que seguir debatiendo sobre el fin del bipartidismo o más bien, y a la luz de estos resultados, del fin de la partitocracia.