Luis Benvenuty en el centro ocupacional de Afanas El Puerto. :: L.R.
Luis Benvenuty Coordinador de Afanas

«En la ayuda a los discapacitados hay una línea roja que nadie cruzará»

Vinculado desde hace cuarenta años a la institución de ayuda a discapacitados, Benvenuty repasa los proyectos que quedan por hacer

EL PUERTO. Actualizado: Guardar
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A sus 67 años, Luis Benvenuty ha comenzado el voluntariado en Afanas. Pese a su jubilación, el que fuera director gerente durante años, no se desvincula de la causa que ha copado su vida profesional: la integración de personas con discapacidad. Además de los centros de El Puerto, Afanas gestiona otros tantos en Rota, Puerto Real, Chiclana y La Línea. Los retrasos en los pagos de la Junta de Andalucía ha hecho pasar ciertos apuros económicos a la institución, aunque Benvenuty asegura que ha habido tiempos peores.

-La Junta ha pagado 1,3 millones de euros de la deuda. ¿Ha aliviado vuestra situación?

-Claro que sí. Y al igual que en su momento les hemos criticado, también hay que reconocer las cosas cuando pasan. Y han hecho un importante esfuerzo para ponerse al día. Pero esta situación que estamos viviendo no solo nos afecta a nosotros, sino a todos los colectivos de personas con discapacidad que dependemos casi al cien por cien de las administraciones y que prestamos un servicio público.

-¿Cuáles son las metas que os proponéis para 2013?

-Ahora nuestro objetivo prioritario es abrir la residencia de mayores de Puerto Real en un edificio construido por la Diputación como alternativa al que ya teníamos, pero que fue expropiado por el consorcio de Las Aletas. De momento seguimos atendiendo a cuarenta mayores residentes y cuarenta y dos que acuden a la unidad diurna. Todos con Alzheimer. El nuevo centro tiene sesenta plazas, pero solo cubriremos, de momento, cuarenta. Estamos a la espera de que nos den la licencia de apertura, los permisos de luz y agua, y de 'vestirlo', dotarlo de mobiliario.

-¿Y cómo marcha el proyecto del centro de menores del Madrugador?

-Estamos terminando los trámites con la Diputación para iniciar las obras. Daremos cobertura a menores infractores, con unas sesenta plazas. Esto también es un traslado del centro que tenemos en Puerto Real.

-¿Hasta qué punto se ha alcanzado un grado de integración para los discapacitados?

-Es imprescindible continuar con la formación para el empleo. Estas personas lo tienen doblemente difícil que los demás para conseguir un trabajo, pero si nunca abordamos un objetivo, nunca lo conseguiremos. Para ello, muchas veces, hay que partir de una utopía. Yo, con la experiencia que tengo, he visto a chavales de veinte años aprender a leer, y cuando tenían siete era impensable. Las cosas son complicadas, pero no por ello podemos renunciar a la integración escolar, social y laboral, que es la más difícil, y en Cádiz más todavía. -También tienen en mente abrir un centro en Rota donde podrán residir discapacitados y sus familiares si también son dependientes...

-Nosotros oímos mucho a las familias. Son las que tienen el problema, lo saben expresar y saben la solución. Nosotros nos consideramos los transmisores en esa búsqueda de soluciones y sobre este asunto existe la inquietud de un grupo de familias. ¿Las ventajas? Son muchísimas: por encima de todo conservar la unidad familiar, que es lo más importante. La legislación de la Junta permite que en las residencias de discapacitados estén sus familiares más allegados, y viceversa. Pero se dan muy pocos casos y no hay residencias específicas para ello. Esta tendría tres módulos: para discapacitados, para ancianos enfermos de Alzheimer y para la convivencia.

-¿Teme que la crisis afecte más a las ayudas para la integración y la dependencia?

-Verás, antes, cuando íbamos con los niños al polideportivo, por la calle Larga, la gente se los quedaba mirando y decía: «pobrecitos». Hoy nadie dice eso. Desde que llegó la democracia se comenzó a avanzar en integración social y nunca se ha producido un retroceso por causas políticas. Ahora es un mal momento por la crisis, pero sabemos que aquí hay una raya roja que nadie va a cruzar. Los recortes llegarán hasta cierto punto, hay bastante respeto.