educación

La empresa encargada de los comedores escolares redujo las raciones y servía comida caducada

Padres y centros escolares denuncian graves deficiencias en el servicio prestado por Brassica

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El conflicto protagonizado por la empresa Brassica, que lleva ya tres días sin servir la comida a más de cinco mil alumnos de la provincia, va mucho más allá de lo que en un principio se preveía. Al margen de los problemas para las familias y los colegios, padres y directores de centros han denunciado públicamente la numerosas deficiencias que vienen padeciendo desde hace meses, lo que agrava aún más la negligencia cometida por la Junta de Andalucía, que no supo prever la dimensión del problema pese a que encima de la mesa de la consejera había informes que así lo denunciaban.

José Manuel Sixto es el director del colegio Servando Camúñez, de San Fernando, y él mismo confirma que una veintena de niños se han marchado del comedor alegando los padres la bajada de la calidad. «Los directores llevamos tiempo detrás del tema y haciendo un seguimiento ya que nos hemos encontrado hasta productos caducados. Aquí había medio centenar de alumnos en el comedor y ahora hay una treintena».

Los padres ahora comprenden que sus pequeños llegaran a casa con hambre. «Mi hija llegaba pidiendo pan y quería merendar cuanto antes. Ahora me tienen que echar una mano y pedir favores a mi cuñado para que vaya a por ella. El problema es que comprobamos que la comida que le estaban dando no tenía ninguna calidad y eso no se puede soportar. Lo único que queremos es que esta empresa se vaya cuanto antes y llegue una nueva. Porque el servicio era muy precario y era normal que los niños llegaran a casa pidiendo comida», decía ayer Concha Vázquez, una de las madres afectadas por el conflicto.

Precisamente este descenso en el número de usuarios se ha visto motivado por las deficiencias del 'catering' de Brassica, algo que detectaron los propios padres y madres y que motivó una auditoría interna que determinó la «mala calidad y cantidad de los alimentos que reciben los niños». Según José Luis Morilla, presidente del Ampa del C.E.I.P Al-Andalus y representante de los tres colegios que incluye este comedor: «El ISE no se hacía cargo de controlar que se estaba cumpliendo lo contratado con la empresa y durante nuestra propia experiencia, comiendo con los alumnos durante diez días, constatamos que las raciones eran insuficientes, a veces no había pan, o el sabor y temperatura eran deficientes». El documento final con las conclusiones fue presentado ante el ISE, la Consejera de Educación, la Delegada Municipal de Educación y la OMIC a modo de reclamación con base legal.

Reuniones con la Junta

Además de esta acción, desde las ampas y los propios centros escolares también se han mantenido constantes reuniones con la Junta y la propia empresa para hacer llegar el malestar de las familias. Así como han apoyado las protestas de los propios trabajadores, mediante su presencia en concentraciones o lectura de manifiestos a favor de la plantilla que no cobra sus salarios: «Las condiciones de los trabajadores afectan a la calidad del servicio que reciben nuestros hijos, aunque los monitores no han dejado de atenderlos, a pesar de todo», señaló Morilla. Sin embargo, a partir de hoy, esa ayuda con la que contaban los padres se paraliza hoy.

Desde el martes, unos cuatrocientos niños chiclaneros no tienen almuerzo en el colegio, en algunos casos se trata de la comida más consistente que recibirían a lo largo del día. Por este motivo la delegada municipal de Educación, María Eugenia Fernández, hizo un llamamiento a las familias que puedan verse en estas circunstancias para que acudan a ser atendidos por Servicios Sociales. Hasta el momento, este área municipal no ha registrado solicitantes pero, en el caso de que llegaran, la trabajadora social valorará la situación familiar para determinar qué ayuda podría recibir.

Los padres afectados en El Puerto, que son alrededor de trescientos, están resolviendo la situación con las fórmulas habituales: pidiendo ayuda a los abuelos y a otros familiares, a los padres de otros niños que sí comen en sus casas, o bien pidiendo permiso en sus respectivos empleos para salir un poco antes y recoger a sus hijos. Una situación provisional que, al menos en el colegio Costa Oeste, no podrán mantener por demasiado tiempo. «No podemos estar continuamente pidiendo permiso en los trabajos, ni favores a otros padres. Es un jaleo enorme. Y todavía no sabemos qué va a pasar la semana que viene. Solo que los comedores están vacíos». Esther Padilla, representante de los padres en el citado centro, señaló que al menos allí no hay situaciones de necesidad por problemas económicos. No sucede lo mismo con otros colegios, como La Florida o Las Nieves, en la zona norte de la ciudad, donde algunas familias, que prefieren mantenerse en el anonimato, sí tienen más dificultades para salir adelante. En algunos casos ni cuentan con apoyos familiares.

San Fernando es otro de los municipios más afectados con diez centros escolares con el comedor cerrado. «Si no es un familiar, es una amiga, sino es una persona conocida, pero se tiene que tirar de favores y esta situación es insostenible». Patricia Jaime, presidente de la Ampa del Servando Camúñez, de La Isla, espera que el conflicto de los comedores se resuelva cuanto antes. Todos están pendientes de que se confirme la concesión del servicio a una nueva empresa y esperan que para el lunes regrese la normalidad, «aunque no hay nada seguro». Una inseguridad que se convierte en indignación al conocer el estado de la comida que se estaba dando.

En Chiclana, unos cuatrocientos niños de seis centros educativos distintos se han visto afectados por la huelga de transportistas. Estos son los de los colegios Alameda, Serafina Andrades, El Castillo y Al-Andalus. Este último también recibe a los alumnos del colegio anexo, Sancti Petri, y del I.E.S. Ciudad de Hércules. Por eso es el comedor que atiende a más estudiantes, actualmente un centenar, aunque comenzó el curso con unos 180 niños.

Monitores en huelga

La vuelta al colegio de todos ellos se está convirtiendo en un auténtico quebradero de cabeza para los padres. Al no poder contar con el comedor escolar, la conciliación familiar se vuelve aún más difícil. Además, aquellos que optaban por dejar a sus hijos con los monitores encargados de la atención de los comedores, desde hoy tampoco contarán con esta ayuda. Y es que el conflicto en la concesionaria del servicio Brassica se recrudece. A la huelga iniciada el martes por los transportistas que dejaron las neveras vacías porque los alimentos no llegaban a su destino; desde hoy se suman los 350 trabajadores que se encargaban de la asistencia directa a los alumnos. La protesta se ha previsto para 12 días y el motivo no es otro que la acumulación de tres nóminas impagadas.

El anuncio de la Administración regional de rescindir ahora el contrato con la concesionaria no ha calmado los ánimos de los trabajadores que ayer confirmaban que se iban hoy a la huelga y como primera movilización, se concentrarán este mediodía ante la sede del ISE -ente público encargado de la gestión de este servicio-.

La consejera de Educación, Mar Moreno, repetía ayer el mismo mensaje, que su departamento «puso a cero» el pasado diciembre su deuda, responsabilizando a Brassica del conflicto laboral. Insistía además que 39 de las 40 empresas adjudicatarias de este servicio en Andalucía atienden los comedores «con normalidad» excepto la firma gaditana. Si bien, reconocía que su departamento sufre «falta de liquidez» y no paga «con la celeridad de los últimos años». Moreno sí dio ayer una fecha aproximada de reinicio del servicio: «Esperamos resolverlo definitivamente no más allá de una semana».

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