El candidato republicano Mitt Romney durante la campaña. :: AFP
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Las «violaciones legítimas» ponen el aborto en el centro de la campaña

El escándalo salpica ahora a Paul Ryan, que presentó una propuesta con Akin para limitar al máximo la interrupción del embarazo

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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El Partido Republicano esperaba aprobar el miércoles sin mucho ruido la plataforma ideológica que votará en la convención, donde se desliza la ilegalización absoluta del aborto, pero los absurdos comentarios del congresista Todd Akin sobre «violaciones legítimas» han puesto la atención precisamente en lo que convendría que pasara desapercibido: el extremismo de la ultraderecha.

Akin escandalizó a propios y extraños cuando justificó que no haya excepciones para las mujeres violadas con el argumento de que «si la violación es legítima el cuerpo femenino tiene fórmulas para cerrarlo todo». El comentario ha sido calificado de «estúpido» incluso por el presidente de su partido, que le ha pedido que ni siquiera acuda a la convención de Tampa (Florida) donde se coronará al candidato.

Consciente del daño que ese comentario hará no solo a la estrategia para recuperar el Senado sino a sus propias aspiraciones presidenciales, Mitt Romney se ha unido a las voces que piden a Akin que abandone sus aspiraciones al asiento de Missouri. Pero el daño está hecho. La prensa estadounidense no ha tenido dificultades en desenterrar numerosas declaraciones del mismo calibre por parte de otros miembros del partido, incluyendo Paul Ryan, el hombre que Romney ha elegido para vicepresidente. Ryan incluso acompañó a Akin en la autoría de la ley de sanidad pública que solo financiaba el aborto en casos de «violaciones forzadas», aunque ante la falta de apoyo tuvo que renunciar al adjetivo.

Con 32.000 mujeres al año embarazadas tras una violación, los republicanos no se han atrevido a llevar la contraria a la ciencia en plena campaña, so pena de antagonizar el voto femenino. Por contra, los demócratas parecen más que dispuestos a mantener los temas sociales en el candelero. Mucho mejor que hablar de economía. Prueba de que no soltarán la presa que Akin les ha servido en bandeja es las últimas adiciones a la lista de oradores para su Convención en Charlotte (Carolina del Norte).

La actriz Eva Longoria, la estudiante Sandra Fluke, a la que un popular locutor de derechas llamó «puta» por defender el acceso gratuito a los anticonceptivos, Cecile Richards, presidenta de la organización de planificación familiar a la que los republicanos quieren dejar sin fondos públicos, y la hija predilecta de Camelot, Caroline Kennedy, encabezan la lista.

Cambio de ideas

Toda esa línea de oradores promete exaltar los ánimos de las votantes femeninas entre las que Barack Obama ya tiene ventaja, pero también dejará en evidencia la veleidad ideológica del candidato republicano, del que desconfían unos y otros. Cuando le tocó disputar a Ted Kennedy el asiento de Massachusetts, Romney estaba más que dispuesto a ser flexible con la ley del aborto y prometía «no imponer sus ideas».

Durante las primarias, cuando se trataba de ganarse el voto de las bases, se declaró firmemente pro vida, y ahora que toca apelar al electorado en general se refugia en las enseñanzas de su iglesia mormona, que acepta el aborto en casos de violación, incesto o riesgo para la madre.

Hasta Ryan ha tenido que plegarse. «Estoy orgulloso de mi historial pero Mitt Romney es el que va a ser presidente y el presidente marca la política», se conformó ayer el congresista de Wisconsin que le acompaña en la carrera por la Casa Blanca. La cuestión es si Romney podrá convencer también al resto de partido cuando vote la plataforma de la convención.