Heinz Fromm, exjefe del servicio secreto alemán. :: REUTERS
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La Inteligencia alemana queda en duda

La destrucción de archivos sobre terroristas neonazis pone en entredicho a los servicios secretos

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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El escándalo en torno a la célula terrorista de extrema derecha de Alemania, que actuó de forma impune en el país desde el año 2000 hasta el pasado noviembre y que acabó con la vida de diez personas, está lejos de solucionarse. Al contrario, aún queda mucho por esclarecerse y la reciente dimisión del máximo responsable del servicio secreto, Heinz Fromm, no ha hecho más que reavivar el debate sobre la efectividad del espionaje germano.

La semana pasada, los diputados de la comisión que investiga estos hechos en el parlamento germano se quedaron boquiabiertos al conocer la desaparición de siete archivadores con información sobre las acciones del movimiento neonazi, autodenominado Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), entre 1997 y 2003 en el Estado de Turingia. Jörg Ziercke, presidente de la Oficina Federal de Investigación Criminal, informó que los documentos comenzaron a destruirse pocos días después de la muerte de dos miembros de la célula extremista, el 4 de noviembre, y que destapó todo el escándalo sobre el grupo terrorista neonazi.

La operación de desarticulación de la NSU fue puesta en marcha por los servicios secretos alemanes, que se encargaron de desviar dinero público para crear una red de informantes y colaboradores. Sin embargo, la destrucción de los documentos impedirá saber si entre esos confidentes se encontraban tres terroristas de la célula.

«Hemos fallado», reconoció Ziercke ante los miembros de la comisión parlamentaria y se lamentó de que los organismos encargados de velar por la seguridad de los alemanes no hayan podido cumplir con su cometido.