Apuntes

Recortes con sentido

Algunas medidas de ahorro impulsadas por el Gobierno están cargadas de sentido pero no son aplaudidas por los ciudadanos

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La dichosa palabra recorte contamina el día a día del ciudadano, del gobernante, del empresario, del inversor que duda si este país sigue siendo una buena apuesta o no. El Gobierno actual y el anterior tuvieron que introducir, con mejor o peor tino, la palabreja en cuestión en su discurso y que ésta no alterara en exceso a la ciudadanía. El PSOE perdió las elecciones de forma estrepitosa y el PP está a tiempo de enmendar errores pasados y saber comunicar los aciertos. La comunicación parece que está siendo una asignatura pendiente, y así lo han reconocido algunas voces autorizadas en los populares, porque al chaparrón permanente de críticas que les cae por los recortes que está soportando la clase media y trabajadora de este país, nunca les sucede el reconocimiento cuando las medidas están cargadas de sentido.

Un ejemplo lo tenemos en las acciones de ahorro que se han introducido en las Fuerzas Armadas, cuyos efectivos llevan años apretándose el cinturón de forma silenciosa y estoica. No habrá ciudadano que se oponga a que el buque escuela Juan Sebastián Elcano acorte sus travesías o que el 'Juan Carlos I', el barco más grande de la Armada, se quede más tiempo atracado para reducir gastos. Puestos a poner en funcionamiento la tijera, este tipo de ajustes son poco o nada dolorosos para el contribuyente, que a buen seguro preferirá que la podadora no se cebe con la sanidad, la educación o las prestaciones por desempleo. Sin embargo, ninguna de estas medidas, al igual que otras que se han anunciado como la eliminación de las mancomunidades, han tenido gran repercusión en las redes sociales, donde actualmente se configura buena parte de la opinión pública.

Tampoco se ha aplaudido en este país, como sí se ha hecho en Italia, el importante logro conseguido en la última cumbre Europa. Si alguien no se ha enterado bien, en esa reunión Merkel se vio obligada a claudicar ante Italia y España (la mitad del cerdo PIGS), para que el dinero que se inyecte a los bancos, no pase por los estados auxiliados, no se engorde su deuda pública ni sean, una vez más, los ciudadanos los que paguen el pato de los banqueros. Pues ni por esas.