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JEREZ NECESITA MÁS GENEROSIDAD

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Vuelve a ser hora de camisas remangadas, de armarse de paciencia, de inyectarse unas buenas dosis de generosidad y de pensar, de una vez por todas, en el bien general de los jerezanos con todas las consecuencias. Y de que lo hagan todos: gobierno local, partidos de la oposición, trabajadores municipales y sindicatos.

La alcaldesa de Jerez, la popular María José García-Pelayo, esbozó días atrás las líneas maestras de la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) del Ayuntamiento, un documento que cabe recordar que es la primera vez que se realiza, en teoría para intentar poner orden en el caos laboral del Consistorio y acabar con la rémora de años y años de enchufismo. Así, por ejemplo, habla de reducir una media del 11% los sueldos, con un tope de 70.000 euros anuales y un mínimo de 22.000. Porque pocos, a estas alturas del cuento, podrían justificar que se mantuviesen nóminas tan injustificadas como insultantes, los agravios actuales y la ausencia de reglas para fijar las remuneraciones en la administración local jerezana.

Ahora toca que gobierno municipal y sindicatos intenten consensuar las rebajas de sueldos incluidas en la mencionada propuesta de RPT. Sería, por lo tanto, el momento de hacer gala de esa generosidad tan necesaria en estos momentos. Unos y otros. Igual que una oposición que, sin embargo, parece más preocupada en obtener rentabilidad política de la situación. Pero no está siendo así. Al menos de momento, en estos momentos iniciales de un proceso que se antoja largo y complicado.

Los que gobiernan no parecen dispuestos a ceder ni un ápice y los sindicatos tres cuartas partes de lo mismo. Unos y otros están más alejados que nunca. CGT rechaza que se toquen los sueldos de menos de 30.000 euros brutos al año y, por lo tanto, reclama que se eleve hasta esa cantidad las nóminas exentas de los ajustes. CC OO exige toda la información para sentarse a negociar. Afirma que el gobierno local no se la facilita y pone como ejemplos, entre otros, el Reglamento de la Policía Local y todo lo referente con las productividades, los pluses y los concursos de méritos. UGT, algo más moderado, al menos en apariencia, pide que el Ayuntamiento se ciña a lo que marca la Federación Andaluza de Municipios y Provincias, estableciendo un salario máximo de 66.000 euros anuales, en lugar de los 70.000 que se proponen.

Pero todo ello sobra. Se han acabado -o deberían acabarse- las declaraciones de principios, las exigencias y las intransigencias. La gente está cansada de todo ello, igual que de los engaños y de la impotencia de los políticos para arreglar los problemas y sacarnos de ésta. Quizá precisamente ésa sea una de las razones del auge de la ultraderecha en muchos países, con Grecia como último ejemplo al situarse como la cuarta fuerza más votada. No sé si es como para tener miedo, pero sí al menos debería servirnos para reflexionar.