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La intimidad sobre un cáncer que nunca existió

BUENOS AIRES. Actualizado: Guardar
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Como si hablara en la intimidad, la presidenta contó anécdotas reveladoras sobre la experiencia que vivió desde que le diagnosticaron el presunto cáncer hasta que supo que sólo eran nódulos. Confesó que desde un principio decidió que se difundiera todo sobre de su enfermedad. Por eso el 26 de diciembre se informó el resultado de los análisis que revelaban la presencia de un carcinoma papilar en la tiroides.

Cristina contó que la trataron con mucha calidez en el Hospital Austral, que fue alojada en una habitación con vista al bosque y que el cirujano, Pedro Sacco, le dijo que podría irse el sábado. Esa mañana, ella estaba caminando «en pijama y bata» cuando el doctor, que ya conocía el resultado definitivo, irrumpió con una cara extraña. «Tranquilícese, esto es muy beneficioso», le dijo instantes antes de anunciarle que no tenía cáncer sino tres nódulos.

«No sé si puede definirse como alegría lo que sentí, hay que vivirlo, es algo intransferible», relató. Confesó que entonces, por primera vez desde que supo que estaba enferma, lloró, y que lo hizo abrazada a una foto que le había regalado el personal del hospital en la que se la ve a ella sonriente mirando a su esposo ya fallecido en un acto público.

A juicio de la presidenta, el médico estaba tan perplejo que no sabía que decir. «Soy científico y no puedo decir.». «Deje que entonces lo diga yo: es un milagro», le respondió ella. Luego, entre risas, contó que algunos le sugirieron llevar la glándula en un frasco para mostrarla en su primera aparición pública, y admitió que hubiera preferido que no se note la cicatriz. «Me iba a poner un pañuelo, ustedes saben que la estética me puede, pero dije: si me pongo un pañuelo, Clarín dice: 'Ésta no se operó'», bromeó.