EL OJO AZUL

LA RUINA DEL BALOMPIÉ

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La ruina económica que planea por nuestra piel de toro, no es ajena al fútbol. Son muchos los clubes que en España pasan por sus peores momentos. Aquí en Jerez estamos acostumbrados de toda la vida a que nuestro primer equipo, el Xerez, tenga problemas económicos y es cierto que la situación de la entidad es más que preocupante, por una deuda que en estos momentos supera los 28 millones de euros. Claro, que eso es una minucia comparado con lo que deben equipos como el Zaragoza, Valladolid, Betis, Villarreal y otros tantos más. La verdad es que la ley de las sociedades anónimas deportivas no sólo saneó las cuentas del fútbol español, si no que ha servido para que entidades tan queridas por sus aficiones y de tanto arraigo en sus ciudades, haya caído en manos de personajes sin escrúpulos y verdaderos especuladores. Es indudable que hace falta ya un cambio en la normativa y que los equipos vuelvan otra vez a sus verdaderos dueños, los aficionados, los abonados, los forofos, la gente que de verdad siente y padece con el equipo de su alma. Pero también es cierto, que el problema va más allá de las sociedades anónimas, pues equipos de Segunda B, como el Poli Ejido, Villanueva o San Roque, por mencionar a los más cercanos, pasan por momentos muy complicados. Así que entiendo que urge un cambio en la ley de Sociedades Anónimas, pero también una permuta en la organización del fútbol español. No se pueden hacer competiciones donde equipos casi amateur tenga que hacer desplazamientos de más de quinientos kilómetros o de mil si tenemos en cuenta la vuelta. Esos equipos humildes se mantienen de la venta de los abonos, las taquillas y la publicidad y con la que está cayendo cada vez las empresas gastan menos en este último apartado. Pienso que es el momento de hacer cambios importantes, tal vez una Segunda División con dos grupos y dieciséis equipos en cada uno de ellos, con ascenso directo de los dos primeros de cada grupo y una tercera plaza a disputarse entre los dos segundos. O la desaparición de la Segunda B, y crear una Tercera más competitiva con tal vez ocho grupos, formados con equipos amateur.