ANDALUCÍA

LA DISTANCIA NO HACE OLVIDO

El sondeo del CIS echa por tierra la teoría del PSOE de que a la segunda el batacazo es menor

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H ASTA ahora, una de las razones de Griñán para separar las autonómicas de las generales era que a más distancia de la debacle del 22 de mayo, la posibilidad de recuperar el voto perdido era mayor. Es la teoría de que la distancia hace el olvido: El electorado a la segunda se le habría pasado parte del enfado por la crisis con el que votó o se abstuvo en las municipales; Y a la tercera, ya habría desfogado lo suficiente y votaría por sus convicciones. Según las encuestas esta teoría hace aguas. Lo significativo del sondeo del CIS conocido esta semana es que el PP amplía su brecha con el PSOE en Andalucía respecto al 22M, lejos de achicarla. Es más, incluso podría superar la mayoría absoluta en esta Comunidad.

Este resultado echaría por tierra una estrategia básica para Griñán, la de la motivación de su militancia para remontar este resultado ante unas elecciones en solitario por primera vez en 16 años y con el PP en La Moncloa. Por ello, para el PSOE estas dos semanas cortas que faltan para el día de las votaciones son primordiales para torcer las encuestas y que la victoria del PP no le deje sin esperanza en Andalucía. El PSOE confía en movilizar el voto indeciso. Más de medio millón, dice.

Por ello también el nerviosismo de Javier Arenas. Se sabe con la llave de San Telmo en mano, pero escarmentado con lo que le pasó en 1996, cuando las encuestas le daban ganador y volvió a perder, no quiere la piel del oso antes de cazarlo. De ahí que el resultado del CIS tan bueno para su partido le desagradara tanto como para acusar al Gobierno de maquillarlo para motivar al PSOE.

Pero todo apunta que esta vez no se repetirá lo de 1996. La razón por la que la distancia no hace olvido es porque cada vez es más evidente un cambio político en Andalucía. Aunque la última palabra por supuesto es de las urnas, los vientos corren a favor del PP y su propuesta del cambio ha calado como caló la del PSOE en 1982. Frente a la teoría de Griñán, parece que gana por ahora la de Javier Arenas.