LA ESPERANZA COLECTIVA 20 2

La Castrense, un tesoro por descubrir (I)Xxsxsxsxlllsxsxsxsx xsxsxsxsxsxsxsx

HISTORIADOR Y MIEMBRO DE CÁDIZ ILUSTRADA Actualizado: Guardar
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Cuenta la leyenda que un buen día, de madrugada, el Señor de Cádiz descendió de su altar y con su cruz a cuestas salió de Santa María seguido a pocos pasos por María Magdalena. Nuestra ciudad sufría por entonces una epidemia de peste que duraba ya tres años y muchos gaditanos habían sido víctimas de ella. El Nazareno inició así un particular Via Crucis que tenía como destino final el Hospital del Rey, que se encontraba en los terrenos del llamado 'Camposanto', lugar donde se habían enterrado a la mayoría de las víctimas de una anterior pandemia.

Como una sombra, el Nazareno bajó por la calle Jabonería, pasando por el Hospital de San Juan de Dios, Ayuntamiento, Santiago, los Descalzos y Hospitalito de Mujeres hasta llegar a su destino, donde esa noche fue visto andar por las salas de los enfermos llevando su cruz.

Desde que tuvo lugar este hecho paró el mal, acrecentándose enormemente la devoción del pueblo a las imágenes del Nazareno y de María Magdalena. Y en todos esos lugares antes citados quedó para la posteridad un recuerdo del paso del Señor.

Pues bien, ese Hospital del Rey se comenzó a edificar en el año 1667 en unos terrenos contiguos a un templo levantado gracias a la aportación económica de los vizcaínos residentes en nuestra ciudad, en el mismo sitio que ocupaba la primitiva ermita del Santo Ángel de la Guarda construida en 1653. Dada su proximidad fue asignado al hospital como capilla del mismo.

A petición del Rey Carlos III, el Papa Clemente XIII expidió una Bula de fecha 19 de octubre de 1764 por la cual la mencionada capilla fue declarada como Parroquia Castrense, desde entonces para todos los gaditanos es «La Castrense».

En 1864 sufrió una importante reforma, ampliándose con una nueva nave principal de forma que la capilla fue dejada como cabecera o crucero. Pero no me voy a meter en describir arquitectónicamente la iglesia porque prefiero escribir sobre los tesoros artísticos que en ella se conservan, que lamentablemente no son todos los que debían estar. Y es que la Castrense, a pesar de lo que poco que parece ser desde el exterior es un tesoro que tenemos los gaditanos que descubrir.

Pocos saben que a la izquierda del altar mayor, en el suelo, está enterrado el Teniente General de la Real Armada del Océano, Manuel González Guiral, último Presidente de la Real Audiencia y Casa de Contratación de Indias y posteriormente del Consulado y el Juzgado de Alzadas y Arribadas. Una lápida así lo atestigua, por cierto difícil de descubrir porque habitualmente siempre ha tenido un órgano portátil encima. A su generosidad se debe parte de la obra pictórica que se encuentra a la veneración de los fieles en la Parroquia.

En ese mismo lado de la iglesia se encuentra una valiosa imagen de Santa Bárbara, Patrona de los Artilleros, atribuida a Francisco de Villegas. Cada vez que he querido llegar ante ella, he sufrido lo indecible al pasar junto a la imagen de San Sebastián, obra atribuida nada más y nada menos que a Jacinto Pimentel, y el motivo es que estaba colocada en la parte más estrecha del paso, a baja altura y sobre una especie de mesa que la hacía estar expuesta a ser derribada por cualquiera o sufrir algún daño por parte de cualquier desalmado.

Otra imagen importante que tiene la Castrense es la de Nuestra Señora de los Desamparados, obra de autor desconocido del siglo XVIII, que se puede venerar en la capilla con altar y retablo, existente en la parte derecha a la altura del presbiterio.

Estas imágenes son muy valiosas pero la más conocida es el grupo escultórico del Santo Ángel de la Guarda del artista napolitano Nicolás de Fiumo, realizada en el siglo XVIII.

Aunque de menor valor, también podemos admirar las imágenes del Cristo de la Expiración, cuyo original era de autor desconocido y de María Santísima de la Victoria, obra de Carlos Emilio Bartús Loreto realizada en 1944 y remodelada por el imaginero Luis González Rey en 1988.

Hemos comenzado este artículo escribiendo sobre el Nazareno y tiene su por qué. En la Castrense existe una imagen de mármol de gran valor histórico. Es el «Señor del Polvorín» que se encuentra acompañado de otra de María Magdalena. Procedía de un polvorín cercano, pero es la misma imagen que presidía el Salón de Plenos del Ayuntamiento de la ciudad, allí colocada por su milagrosa intervención para acabar con la epidemia de peste que asoló Cádiz entre 1678 y 1681. Y es que en el periodo en que Cádiz fue Cantón independiente fue quitada de dicho lugar por los responsables municipales terminando como imagen protectora del polvorín. También procedente del mismo se encuentra en un lateral de la iglesia una imagen de la Virgen de Regla.

Para acabar esta primera parte quisiera destacar que recientemente a la Castrense le ha sido concedido por la Casa Real el título de 'Real', que ya ostentaba en tiempos de la Reina Isabel II.