Los secretarios generales de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, y de UGT, Cándido Méndez, durante una rueda de prensa en octubre. :: EFE
Economia

Gobierno y sindicatos se encierran durante horas en busca de un pacto

CC OO y UGT tratan de arrancar mejoras en la política laboral del Ejecutivo, que ansía desactivar pronto la amenaza de huelga

MADRID. Actualizado: Guardar
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Jornada maratoniana para intentar conseguir un acuerdo lo más global posible. El ministro de Trabajo e Inmigración, Valeriano Gómez, se reunió ayer con los líderes sindicales de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, y UGT, Cándido Méndez, para tratar de llegar a un pacto, principalmente -pero no solo- sobre la reforma de pensiones, que permitiera desactivar la huelga general con la que amenazan las centrales para finales de enero o principios de febrero. Al cierre de esta edición, y tras más de doce horas de encuentro, la negociación continuaba abierta en un lugar secreto.

La huelga general no conviene a ninguna de las dos partes; José Luis Rodríguez Zapatero se enfrentaría a dos paros nacionales en menos de cuatro meses, todo un récord y también un lastre insalvable para su futuro político, y CC OO y UGT se arriesgan a un apoyo reducido a la luz del escaso éxito con que se saldó el reciente 29-S.

Cualquier salida pactada se antoja difícil. Casi imposible, toda vez que el Ejecutivo ya ha advertido de que no cederá en cuestiones como la ampliación de la edad de jubilación de los actuales 65 a los 67 años, y que los sindicatos consideran una «línea roja» que no se debe traspasar de ninguna manera. Pasadas las diez de la noche, todos seguían en sus puestos y no se descartaba reanudar el cónclave hoy a primera hora. Algunas voces sindicales insinuaban «dejar el domingo para reflexionar y consultar lo que haya que consultar» y volver a la mesa mañana.

Pero todos saben que no hay tiempo que perder. La próxima semana comienza con sendas convocatorias de consejos confederales en UGT y CC OO (mañana y el martes, respectivamente). Reuniones diseñadas en principio para valorar la huelga y que ahora se presentan cruciales para analizar el resultado de la eterna reunión con Gómez y sus asesores.

Fuentes gubernamentales se apuntaban al optimismo pasadas las once horas de conversaciones para señalar que «mientras hay reunión, hay esperanza». Además, el martes, Rodríguez Zapatero expondrá su informe económico anual de 2010 en un acto que, es evidente, sería muy distinto si acudiera a él con un acuerdo bajo el brazo. Los mercados y, menos los especuladores, no descansan, y todo hacer prever que el castigo a la deuda española no cederá en breve. En el encuentro se trataron también aspectos como la negociación colectiva o el desarrollo reglamentario de la reforma laboral.

Asuntos en los que las formaciones sindicales aspiran a dulcificar las posturas iniciales del Ejecutivo, y de los que podrían surgir concesiones que sirvieran de contraprestación de mínimos para evitar lo que sería ya una ruptura total entre el Gobierno y los sindicatos.

Las centrales piden devolver a la negociación colectiva «la importancia que tiene», tras lo que entienden como un bloqueo de la patronal al último Acuerdo Interconfederal de Negociación Colectiva, el pacto-guía que marca la senda de las negociaciones entre trabajadores y patronos.

Otra de las demandas que CC OO y UGT han puesto encima de la mesa de Valeriano Gómez el impulso del contrato de relevo unido a una mayor protección a la jubilación anticipada, una forma, entienden las centrales, de que lleguen nuevas generaciones de trabajadores sin hacer demasiado daño a los 'veteranos'.

En el núcleo central de la discusión, la reforma del sistema de pensiones, hay poco margen de maniobra. Quizás alguna fórmula más beneficiosa para los trabajadores con muchos años cotizados dentro del mecanismo anunciado por Zapatero para flexibilizar las jubilaciones, o un 'detalle' con colectivos empleados en profesiones expuestas a condiciones penosas, como los mineros.

Enfadados

El problema es que esas eventuales concesiones eran lo que, precisamente, estaban negociando a comienzos de diciembre Trabajo y los sindicatos en conversaciones realmente discretas. Nadie decía nada pero había avances.

Hasta que Rodríguez Zapatero se presentó (el 17 de diciembre) en un consejo europeo y, en rueda de prensa desde Bruselas, anunció la posibilidad de introducir elementos «razonables» de flexibilidad para tomar en cuenta los años cotizados o el carácter penoso de determinadas tareas. Con o sin intención, el jefe del Ejecutivo destrozó lo mucho o poco que se había avanzado hasta entonces.

No es casualidad que solo un día después, en una manifestación en Madrid, Toxo disparara a donde más duele llamando a los trabajadores a una huelga general contra Zapatero y sus políticas.

A las 24 horas, el sindicalista y su compañero Méndez se sentaban en Moncloa con Valeriano Gómez y propio el presidente en una entrevista que fijó la 'hoja de ruta' de las negociaciones que ahora se tratan de culminar.