PAN Y CIRCO

TEMORES

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Aquellas inquietantes dudas que, sobre la suficiente calidad de la plantilla para lograr el ineludible objetivo del ascenso, surgieron durante la pretemporada, y aquella acusada preocupación que fue creciendo tras los primeros partidos, siguen aumentando, a pesar del cambio de entrenador, cuando ya ha concluido la primera vuelta. Los resultados y el juego del equipo han evidenciado que, tras el doloroso descenso, hasta ahora no se ha aprovechado la caída para analizar sus causas ni para elaborar un nuevo proyecto realista, sólido y esperanzador. Las sensatas declaraciones de Suárez y de Jose no han sido suficientes para hacer renacer las esperanzas de que el Cádiz sea de nuevo ese equipo animoso y peleón que, con pasos cortos pero bien asentados, fuera creciendo y proporcionándonos unas alegrías compartidas. La buena voluntad de los técnicos todavía no ha servido para ilusionarnos de nuevo, mirando hacia arriba y contemplando serenamente la posibilidad de ascender. Tras los reiterados desengaños sufridos en las últimas temporadas, es psicológicamente comprensible que los aficionados cadistas no reaccionen y que esperen hasta comprobar si el nuevo proyecto es creíble. En mi opinión, la esperanza sólo se podría recuperar si, de manera inmediata y sin desequilibrar el corto presupuesto, se contrata a algún profesional que mejore el funcionamiento del centro y aumente la eficacia de la delantera. Es urgente encontrar fórmulas prácticas para llenar los huecos que, por ejemplo, Pachón o Carlos Caballero, dejen cuando tengan que ser sustituidos por lesión, por sanción o por baja forma. A nuestro juicio, este es el momento adecuado para evitar una nueva decepción de la afición cuyas consecuencias para la entidad y para la mayoría de los profesionales serían casi definitivas.