Obama viaja a Afganistán a visitar las tropas sin entrevistarse con Karzay

Era noche cerrada cuando Obama aterrizó por sorpresa en Afganistán y aun así no tuvo tiempo de convertirse en calabaza. A las 12.05 estaba ya de vuelta en el Air Force One, sin haberse reunido con el presidente Hamid Karzai.

No era un día fácil, las filtraciones de Wikileaks habían dejado claro que a EE UU le sobran pruebas de la corrupción que rodea al líder afgano, pero la Casa Blanca negó que el encuentro se cancelase por ese motivo. «Karzai entiende que el propósito de esta visita es que el presidente pase algún tiempo con las tropas», explicó el asesor adjunto de Seguridad Nacional, Ben Rhodes. La Casa Blanca ciertamente se esforzó en desterrar cualquier sospecha de que las revelaciones de Wikileaks hubieran tenido tanta trascendencia como para forzar al presidente a una visita cara a cara. Rhodes aseguró que el viaje se había preparado hace un mes para hacerlo coincidir con las fiestas que EE UU celebra entre Acción de Gracias y Navidad, aunque a todos les sorprendió que Obama perdiese la oportunidad de trinchar el pavo con las tropas.

Según su portavoz, Robert Gibbs, ambos mandatarios ya hablaron todo lo que necesitaban durante su encuentro en Lisboa hace dos semanas. El mal tiempo, según su versión, fue el responsable de que los altos mandos militares cancelasen el encuentro en Kabul. El plan B era una videoconferencia desde la base estadounidense de Bagram, pero aquí fueron los «problemas técnicos» los que lo impidieron. Al final ambos líderes se conformaron con una llamada. «¡Bah!, no importa, hablan por videoconferencia todas la semanas», apuntó Gibbs.