NADANDO CON CHOCOS

LA BOQUITA PRESTÁ

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El país más poderoso del mundo ha conseguido, mediante una extensa red de embajadas, una visión del Planeta lo suficientemente completa y veraz como para que coincida con la que tiene la madre del que escribe, que algo sabe.

A saber, Berlusconi es un golfo que corre el riesgo de quedarse mojama durante un lance de amor en el patio de Villa Certosa. Ahmadineyad es un loco. Sarkozy está enfermo de 'grandeur'. Medvedev es una marioneta de Putin, otro regalito. Washington estaba mosca con Zapatero y el Rey de España es un tío simpático (hasta aquí podrán leer). Julien Assange, el de la boquita prestá, haciendo entrevistas desde un garaje con su peinado imposible tiene cierto aura de novela de espías, pero para este viaje no es menester alforjas. Nadie explica quién se está pasando por la piedra a los físicos nucleares iraníes o quién le susurró a un periodista que España se hundía. Queda Wikileaks por delante. Hasta se podrían saber cosas que importan, como la verdadera historia de la pelea entre dos coristas o el cebo que utiliza para las mojarras el gafa que pesca frente al Náutico. Será difícil llegar a la verdad absoluta, al menos hasta que liberen los cables del Consejo Local de Hermandades. Entonces, sí, arderá Troya.