El director del Servicio de Estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, en rueda de prensa. :: EFE
Economia

La presión sobre España se agudiza

El Banco de España asegura que ninguno de los problemas de la economía se solucionará mediante un rescate Bruselas recela de los objetivos de crecimiento y de recorte del déficit en 2011

BRUSELAS / MADRID. Actualizado: Guardar
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Ni la aprobación del plan de ayuda a Irlanda, ni el encuentro de Zapatero con los empresarios, ni las aclaraciones sobre la participación que el sector privado tendrá en futuros programas 'permanentes' de rescate a socios del euro en dificultades templaron los ánimos de unos mercados cada vez más nerviosos. Ayer, España pagó la factura de la desconfianza de la Comisión Europea en sus compromisos. La prima de riesgo, que mide el recelo de los inversores, y la necesidad de compensarles con una más alta rentabilidad, se disparó en España hasta 272 puntos básicos, otro máximo histórico. No es un caso aislado, y el contagio se expande a otros ámbitos geográficos. Italia ya empieza a colocar sus bonos con mayor dificultad: cada vez tiene que pagar más, y la demanda es más débil.

El Ibex-35 de los principales valores de la bolsa de Madrid perdió ayer el 2,33% hasta situarse en los 9.324,70 puntos al final de una sesión en la que todos los títulos cerraron en números rojos. La pérdida de valor mensual ya roza un dramático 14%. Los bancos siguen en el punto de mira, pero no son los únicos. BBVA cedió el 4,32%, el Santander cayó el 2,67%, la petrolera Repsol retrocedió el 2,87% y Telefónica perdió el 2,21%. Este negro arranque de semana representó el mayor desplome de una zona que parece seriamente tocada. El índice Dax de los 30 principales valores de la bolsa de Fráncfort cerró con una caída del 2,20%; en Londres, el índice Footsie 100 perdió el 2,08% y el CAC 40 de París, por su lado, cedió el 2,46%.

Crecimiento lento

La Comisión Europea confirmó las dudas que despiertan en medios especializados, desde hace semanas, los escenarios que utiliza el Gobierno español para proyectar estimaciones de crecimiento, al concluir que en 2011, el déficit fiscal del ejercicio será del 6,4% del PIB, cuatro décimas de punto por encima de los objetivos gubernamentales sobre los que se fundamenta el compromiso de retornar a la disciplina del Pacto de Estabilidad en 2013.

La estimación comunitaria aparece recogida en las Previsiones Económicas de otoño del Ejecutivo de la UE, en las que se confirma la lentitud de la recuperación económica española, y su impacto negativo sobre el empleo. Este caerá aún el 0,3% en 2011 y solo mostrará un cambio de tendencia -de un modesto 1,1%- en 2012. Con este panorama, el desempleo afectará este año al 20,1% de la población activa, al 20,2% en 2011 y todavía al 19,2% en 2012.

El comisario Rehn, que presentó estas cifras en conferencia de prensa, reconocía la diferencia con las autoridades españolas sobre los escenarios para el cálculo del crecimiento futuro. Bruselas anuncia un 0,7% de aumento del PIB nacional en 2011, cuando el Gobierno trabaja con el 1,3%. Aunque Rehn quitaba importancia a la diferencia de cuatro décimas, subrayaba el compromiso firme del Gobierno de Zapatero de situar el déficit presupuestario de 2011 en el 6% del PIB, y las promesas formuladas de hacer esfuerzos adicionales para conseguirlo, si los ya acometidos no bastan.

Las previsiones comunitarias no dan respiro a España: vaticinan una progresión todavía negativa de la demanda interna en 2011, hasta cambiar de signo en 2012. El consumo privado evolucionará muy modestamente al alza el año que viene, en concordancia con las medidas de austeridad adoptadas por el Gobierno, y la tasa de ahorro privado continuará cayendo.

En este entorno negativo, los costos laborales continuarán moderándose este año que viene, lo mismo que la inflación, que permanecerá en tasas muy discretas (el 1,5% el año que viene y el 1,4% en 2012).

La que continúa su progresión rampante es la deuda, una vez que los sucesivos déficit presupuestarios son trasladados a pagarés. Lejos, muy lejos, queda el 36,1% del PIB que la deuda pública española sumaba en 2007. Este año cerrará al 54,4% del PIB, el que viene en el 69,7% y en 2012 trepará al 73%, con lo que esto significa de detracción de recursos económicos de inversión productiva y su asignación al servicio de la deuda.

Ninguno de los problemas que afecta a la economía española encontraría solución con un rescate del exterior. Así de tajante se mostró el director general y del servicio de estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, que reiteró el aliento a los gobernantes para que perseveren en el camino emprendido para solventar sus dificultades. España tiene niveles de deuda todavía bajos, y se ha comprometido a un programa fiscal más ambicioso que el de otros socios del euro. Por añadidura, su sistema financiero está sano en lo fundamental -las ayudas públicas, muy tasadas, se limitarán a 10.000 millones de euros- a la vez que bancos y cajas procedieron en los test de estrés a un ejercicio de transparencia impecable.