Crecen los presuntos

No es cierto que España vaya a menos en todos y asuma el riesgo de quedarse en nada. Hay dos cosas que aumenta a ojos vistas, aunque nos resistamos a mirarlas: los comensales de Cáritas y los presuntos de corrupción político-empresarial. Ambos sectores compiten en apetito, pero los hambrientos de dinero se muestran más insaciables que los que aspiran sólo a un plato de comida. Si la admirable institución fuera un restaurante con varios tenedores, aunque sin pinchos, figuraría en la Guía Michelín. Su éxito está siendo incontenible y lo seguirá siendo mientras el Gobierno no sepa contener la crisis. Ha vuelto la llamada ‘sopa boba’, que siempre es inferior en calorías a la lista. Esto de la sopa tiene más intríngulis de lo que parece. Recuerdo los tiempos de la espantosa Guerra Civil, también conocidos como los del glorioso movimiento, donde se coreaba por las calles un eslogan equivocadamente revolucionario: ‘Arriba los de la cuchara, abajo los del tenedor’. No se deseaba que todos dispusieran cubiertos, sino de sustituir a unos por otros. La situación económica ha logrado aunar a muchos españoles y en Cáritas hay un ‘vapor oceánico de sopa’ y una panoplia de cucharadas. El llamado Auxilio Social ha vuelto con otro nombre.

Su auge coincide con el crecimiento espectacular de los presuntos, o sea de la gente a la que es difícil probarle nada, aunque esté más que comprobado que son unos golfos. Ahora se detiene a mucha que no debía andar suelta. ¿Cuántas cabezas tenía la trama ‘Brugal’? La policía ha arrestado a una quincena de personas en Alicante y Madrid, acusadas de blanqueo y estafa. Los muros de la patria nuestra están blanqueados por patriotas de negra conciencia. En general, les delata su amor al lujo y se caracterizan por sus buenas relaciones con el poder. Han sabido hacer amigos antes de hacerse ricos. Saben repartir, pero hay que seguir llamándoles ‘presuntos’.