Un autobús turístico pasa por delante de la Embajada española en La Habana. :: REUTERS
MUNDO

Cuba hace un quiebro a su dogma político

El régimen varía leyes inamovibles durante cincuenta años con el fin de permitir la venta de tierras y edificar de cara al turismo

LA HABANA. Actualizado: Guardar
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Un decreto del presidente Raúl Castro autoriza a empresas cubanas a adquirir terrenos con el objetivo de construir viviendas exclusivas para el turismo, un sector en el que el Gobierno tiene puesta su esperanza para apuntalar la economía. Así, de un plumazo quedan derogados conceptos mantenidos durante el medio siglo de socialismo en la isla caribeña.

De cualquier forma, la modificación de la ley 59 de 1987 ya estipulaba que para «brindar mayor seguridad y garantía al inversionista extranjero en los negocios inmobiliarios» era necesario duplicar el derecho de superficie. Sin embargo, es el punto 3 del artículo 222 el que tiene un calado extraordinario. En él se recoge que «el Estado puede entregar también en derecho perpetuo de superficie terrenos de propiedad estatal mediante el pago del precio correspondiente a empresas o sociedades mercantiles nacionales para la construcción de viviendas o apartamentos dedicados al turismo».

No deja de ser paradójico porque el decreto también aclara que el Gobierno conserva la «propiedad y dominio de la tierra», aunque admite la venta. Respecto a la prórroga concedida a los extranjeros sostiene que se busca brindar «mayor seguridad y garantía» en los negocios inmobiliarios, pero siempre «en función del desarrollo sostenible del país y de la economía nacional».

No hay margen en este negocio a la iniciativa privada. Serán las empresas nacionales, que para su formación necesitan el visto bueno del Gobierno y que según los cubanos de a pie están formadas por 'pinchos' (militares y funcionarios importantes), las que compitan con claras ventajas sobre los extranjeros. La idea es reforzar el plan oficial de impulsar el sector turístico como motor de la economía.

Este objetivo se puso en marcha en los años noventa. De hecho en Cuba el Ministerio de Turismo se creó el 21 de abril de 1994, en pleno periodo especial. Desde entonces, el sector ha ido creciendo. En la actualidad llegan a la mayor de las islas antillanas unos 2,4 millones de turistas que aportan 2.000 millones de dólares (unos 1.550 millones de euros) al erario, ingreso solo superado por la exportación de servicios médicos, deportivos y educativos.

El maná estadounidense

Las medidas del presidente de EE UU, Barack Obama, para relajar los viajes de los cubanoamericanos y el envío de remesas de dinero se han traducido en que el 37,6% de los turistas llegados a la isla en lo que va de año procedían del gigante americano. Si su Congreso levanta la prohibición que impide a sus ciudadanos visitar Cuba, habrá una avalancha de visitantes estadounidenses.

Es lo que prevé el Gobierno de Raúl Castro. Sin utilizar palabras como reformas o cambios, el presidente hablaba en agosto de la «actualización del modelo económico socialista». Para entonces ya había firmado el decreto que solo unos pocos conocen porque la Gaceta Oficial no es una publicación de difusión masiva. Tampoco los medios han tocado el tema. Y es que la modificación legislativa implica la venta de terrenos hereditarios, aunque sean manejados por sociedades, donde la compra de viviendas no se permite. Además de que vuelve a priorizarse el turismo en un país que tiene un déficit reconocido oficialmente de 600.000 viviendas y varias generaciones de familias viven hacinadas, en el mejor de los casos en casas de dos o tres habitaciones y en el peor en cuartos de cuarterías o construcciones parecidas a chabolas.

El titular de Turismo, Manuel Marrero, adelantó que se construirán hasta dieciséis campos de golf. Ya existen proyectos avanzados para los doce primeros. Y se contempla la edificación de 400 casas y 1.200 apartamentos, supermercados, centros comerciales, centros de salud y de recreación al mejor modo capitalista. A largo plazo el régimen confía en que los 27 millones de estadounidenses amantes del deporte del 'green' y los tres millones de propietarios de yates opten por retirarse a Cuba. Aunque para ello habrá que seguir modificando leyes para cambiar el estatus de residencia legal, la importación de bienes o la contratación de empleados directos.