Editorial

El test de las primarias

La pugna Jiménez-Gómez medirá la salud de los mecanismos democráticos del PSOE

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La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, se incorporó ayer oficialmente al proceso de primarias abierto en el Partido Socialista de Madrid para designar la candidatura que intentará recuperar para el PSOE el poder en la Comunidad de Madrid perdido hace 16 años. La obstinación de Tomás Gómez resistiendo presiones del máximo nivel encabezadas por el presidente Zapatero ha propiciado el recurso a un sistema que el Comité Federal pretendía eludir. Experiencias anteriores habían acreditado que con más frecuencia de la deseable para el 'aparato', en elecciones primarias las preferencias de los afiliados no coinciden con los deseos de la cúpula. Con el tiempo esa pérdida de control de una dirección que ejerce una especie de «centralismo democrático» había convertido las elecciones internas en una práctica casi testimonial. Zapatero y el vicesecretario general José Blanco entienden, apoyados en la tendencia que marcan las encuestas internas, que Trinidad Jiménez tendrá mejor acogida entre los votantes que Tomás Gómez. Y en razón de sus legítimos intereses a oponer la mayor resistencia posible a la candidata del PP, Esperanza Aguirre, pretendían esquivar los mecanismos de democracia interna. Pero el 'caso Tomás Gómez', que ha traspasado los límites del partido, se ha acabado convirtiendo en un test político de gran envergadura. En primer lugar, para fijar la temperatura del liderazgo interno de Zapatero, implicado sin marcha atrás a favor de una de las candidaturas. Y en segundo lugar, sobre el estado de salud de los mecanismos democráticos dentro de la organización socialista. El desarrollo de las elecciones primarias ofrece una posibilidad inmejorable a los socialistas para reflexionar y ejercer la autocrítica en cuanto a su progresivo alejamiento de los ciudadanos. La creciente desafección de los votantes hacia la clase política hunde sus raíces en una progresiva endogamia de los partidos, que en lugar de transparencia, fomento de las organizaciones cívicas, austeridad y desapego al poder, están cayendo justamente en el comportamiento contrario. Las primarias de Madrid van a generar en el PSOE una tensión inevitable y una imagen de división interna pero si los socialistas logran convertir la pugna en una contienda libre y sin interferencias podrán minimizar los daños.