PINCHITO MORUNO

PLAYA DE LA PURÍSIMA

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Está al caer. Cádiz será la primera ciudad, y yo creo que la única, que luzca la bandera amarilla de las Playas Pías de Europa. El Vaticano ya ha dicho Playa Pronobis y en breve se anunciará al pueblo de Cádiz con un migote de honor la concesión.

Sólo así se explica la obsesión que tiene últimamente el Ayuntamiento de Cádiz porque en la arena y en el agua no se cometan actos impuros. El año pasado fuimos noticia nacional porque San Juan de Dios dijo que en una playa de Cádiz no enseñaba el alfajor de Medina nadie, ni aunque tenga calidad certificada. Y allá fue la Policía Local, la gran patrulla mira tanga, cuidando que nadie se quitara los bañadores en territorio gaditano, para gran cachondeo de toda España.

Este año volvemos a lo mismo, a ser cachondeo veraniego en toda España, y ahora la Policía Local, en vez de estar preocupada con la presencia de alfajores sin envolver, impide que se repartan pestiños gratis en la playa de la Caleta, que aquí la única que invita a merendar es doña Teófila, y además con dinero de los demás, que es lo más grande. Ya el año pasado el virtuoso Ayuntamiento de Cádiz también actuó contra el Ardentía por su peculiar forma de utilizar el altavoz de la playa y anunciar las horas, en fin que en materia de playas no se perdona una.

Pero por lo visto es que todas estas son exigencias del Vaticano para conceder la bandera amarilla de las playas pías de Europa, la playa como Dios manda, dice el eslogan. Una de las medidas más sorprendentes es que las playas de Cádiz cambiarán de nombre. La Caleta pasará a llamarse playa de la Purísima, la de Cortadura, playa de la Inmaculada, sin concepción, porque allí de concepción nada de nada, que ya se sabe que por allí va mucho atrevida con el amarguillo de Medina dispuesto a hacer tortas pardas con cualquiera y para el Balneario se podrá mantener el nombre de Playa de la Victoria, por evocar para algunos años muy plácidos, aunque se recomienda mejor el de playa de la Santísima. Los vigilantes de la playa serán sustituidos por vigilantes de la moral y las buenas costumbres y sin darnos cuenta Cádiz habrá encontrado su especialización en el competitivo mundo del turismo. Nada de turismo de congresos, ni de cruceros, ni nada de nada, lo nuestro es el turismo orapronobis y en las guías de viajeros lo más consultado será el horario de misas.