PINCHITO MORUNO

EL OTRO TRIUNFO DE LA ROJA

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Esta noche me sentaré delante del televisor con una buena tortilla española. Lo suyo sería ponerle dos huevos, por aquello del juego de palabras, pero yo le pondré cuatro, porque, la verdad, no me gustan las tortillas engolliponas, esas que se te quedan en la garganta incrustás, y que tienes que desatascarlas con medio litro de Cruzcampo fresquita.

No le pondré chicharitos, que para eso están Villa, Iniesta, el gran Xavi y todos los demás y, sobre todo, aunque lo veré en familia, dejaré la terraza de casa bien abierta por si ganamos, poder compartir esto con los vecinos porque, es bonito, gritar de alegría, y a la vez oir gritar a mucha gente más a tú alrededor.

A la selección española de fútbol le tenemos mucho que agradecer. La verdad es que es una alegría ver tantos balcones con la bandera, con el símbolo constitucional bien grande. Por primera vez, gracias al furbo, se ha conseguido que todos nos pongamos detrás de ella sin remilgos, quizás, porque esta vez, los que llevan el palo que la soporta, no tienen ninguna sospecha, ni intereses raritos y sentimos, ya era hora, que la bandera nos une y no se saca para separarnos.

La roja no sólo ha conseguido que un pulpo, además del que ya conocíamos del Bar Noya o La Rambla en la calle Sopranis, se haga famoso y quieran ya ficharlo hasta para que haga el sorteo de las agrupaciones del Falla, sino ha logrado que todos tengamos unos ratitos de felicidad, que falta nos hacia. Me gusta ver los balcones con las banderas y me alegra que la mayoría, ya para colmo, se hayan comprado en tiendas regidas por inmigrantes, otro colectivo injustamente vapuleado.

La roja ha tirado con elegantes patadas a un balón un montón de prejuicios. La selección ha logrado un gran triunfo plagada de jugadores catalanes, otro colectivo que los que todos sabemos han querido convertir en maldito. Ha reforzado la sensación de equipo en un país siempre tachado de individualismo y ha demostrado que se puede ganar con educación y elegancia, otro tópico al mismísimo, con lo que nos ha gustado siempre aquí sacar pecho y una chulería.

Esta noche, ganen o pierdan, disfrutaré como nunca mi tortilla española, eso sí, hecha con papas nuevas de Sanlúcar. La roja ya ha ganado y ha logrado muchas cosas muy importantes, de mucha más trascendencia que un partido de fútbol. Felicidades a todos y, sobre todo, a Vicente del Bosque, porque si tuvieramos su mismo talante, muchos de los problemas de España se acabarían muy pronto.